Los Masais, una aristocracia guerrera y nómada que antaño dominó las grandes sabanas que se extienden entre Kenya y Tanzania dentro de una basta región de África Oriental, languidece hoy día en una imparable decadencia absorbidos por la arrasadora máquina de la civilización occidental. Aunque todavía algunos clanes y grupos luchan por sobrevivir manteniendo sus rasgos culturales propios, aislándose de las zonas más invadidas por la industria del turismo. Su forma de vida y economía ha estado y está todavía basada en una sociedad de tipo pastoril que practica el nomadismo en busca de los mejores pastos para alimentar a sus bueyes, principal razón de toda su tradición cultural. Los masais forman una comunidad compuesta de unas 200-300.000 personas unidas por una lengua de origen nilo-hamítica conocida como Maa. La etnia masai está compuesta por cuatro grupos tribales diferenciados: los samburu, los arbusa, los baraguyu y los masais. Estos últimos se consideraron con el tiempo como el grupo principal, dominando militar y socialmente a los restantes grupos de su propia etnia y a las demás etnias vecinas, entre otras a los kikuyu y los nandi. Ritos y danzas de celebración masai. Los masais adornan su cuerpo exageradamente utilizando llamativos collares, brazaletes y pendientes. Una de las principales características que siempre definieron los perfiles culturalesde los masais, diferenciándoles de las otras culturas de la región, ha sido su profundo desprecio por la agricultura, considerándola una actividad indigna e impura para una aristocracia ganadera como lo son ellos, rechazando también radicalmente los productos de la tierra cultivados como fuente alimenticia. Los masais viven desde siempre arraigados exclusivamente a su ganado, llegando a establecer con él una relación afectiva en la que el hombre puede llegar a sentir mayor cariño por sus bueyes que por su mujer. Es un dato significativo que en el idioma Maa hombres y bueyes se designan de la misma manera. Por lo tanto el ganado es para ellos, una manera unificada, el símbolo más representativo de riqueza y poder. Cuando los masais entraban en relación con otras culturas del entorno geográfico y conocían sus formas de vida los consideraban inferiores, llegando a la convicción absoluta de que ellos constituían una raza superior.
     
La relación sobre el origen de la vida que establece la cultura masai se basa en Dios, Hombre y Ganado. En primer lugar, Dios crea al hombre masai y una vez situado físicamente sobre la tierra le concede el ganado como forma y sentido de vida. Hasta tal punto es absoluta esta creencia que los masais piensan que todo el ganado les pertenece y por este hecho incluso han llegado a tener graves problemas con el resto de los pueblos vecinos y con la justicia en Kenya. En principio para los masais el cielo y la tierra estaban juntos. Cuando llegó el momento de separarse, el dios Ngai, su principal divinidad, decidió irse a vivir al cielo desde donde les envió el ganado como regalo preciadísimo. En cambio, de esta separación de cielo y tierra también vienen todas las maldiciones: precisamente de la tierra es de donde se deriva el desprecio masai por la agricultura y su negación histórica a trabajarla. Los masai viven en poblados formados por chozas circulares de barro y paja y cercadas por un cercado de ramas para evitar la entrada de depredadores. El poblado tiene tantas entradas como familias lo componen. Un masai cerca de su cabaña que se construyen normalmente con ramas y troncos de madera embadurnados con excrementos de sus propios bueyes.
     
Todavía durante el siglo XIX los masais eran temidos, ya que dominaban al resto de los pueblos del este de África. Tenían los mejores pastos y practicaban sin pudor, ni resistencia el rapto y robo de ganado. Toda su fuerza se basaba en una organización militar. Si bien su rasgo nómada, relacionado con el mantenimiento del ganado, impidió la organización de un estado, lo que más tarde les acarrearía su descomposición como pueblo, actuando decisivamente este factor en detrimento de su civilización. Tanto los hombres como las mujeres lucen vistosas dilataciones en las orejas de hasta un palmo de longitud en la parte inferior del pabellón auricular, y del diámetro de una moneda pequeña en la parte superior, que acostumbran a adornar con maderas y cuentas de colores. La artesanía masai es muy destacable, principalmente en cuanto a productos textiles, tallas de madera, abalorios y adornos de hematita. Acostumbran a vestir una tela anudada sobre los hombros de vivos colores, generalmente rojas con diseños geométricos, sobre otras piezas de ropa. Coleccionan un gran número de danzas rituales y cánticos, que efectúan frente a los turistas a cambio de dinero y otros beneficios económicos. Por lo general, no se dejan fotografiar salvo que se les otorgue un pequeño pago como compensación. Las características físicas de los masais, fundamentalmente de origen sudanés, les favorecía para la actividad guerrera, ya que son personas altas, fuertes y extremadamente ágiles. Los masais, conscientes además de poseer una gran belleza, adornan profusamente su cuerpo con elegancia y coquetería, utilizando llamativos collares de cuentas, brazaletes, pendientes que curiosamente corresponden con el corte de la oreja del buey o con un dibujo del hierro candente con que marcan su ganado. El clan de los herreros proporciona a las mujeres unos anillos de bronce que se colocan formando filas en los brazos. El sistema político masai está descentralizado; se realizan reuniones de ancianos y discusiones públicas para decidir sobre los asuntos más generales. Lo que imperaba, y continúa imperando es la importancia que para ellos tiene el ganado. Algunos de sus representantes han sido vistos en reuniones democráticas en la capital, Nairobi, vistiendo traje, y algunos de los jóvenes acostumbran a jugar al billar y ver la televisión en aldeas cercanas donde no siempre son bien recibidos debido a las diferencias culturales. Los herreros forman el clan más bajo en la sociedad masai, teniendo muy mala reputación. Por ejemplo ser vecino de un kraal de forjadores atrae a la muerte, o la mujer que habita con un herrero acaba perdiendo la razón, y en el caso de tener hijos estos serán inválidos por causa de múltiples circunstancias.
     
Las clases sociales en la sociedad masai tienen relación con la edad, en lugar de con la posición social establecida. Una primera clase es la de los niños, establecida entre su nacimiento y los quince años de edad. En esta etapa los niños viven una infancia despreocupada en la que van aprendiendo a cuidar del ganado. La segunda clase o etapa abarca desde los quince años hasta cumplir los treinta y la forman los guerreros. La tercera clase corresponde al período en el que se deja de ser guerrero hasta la muerte, y constituye la clase de los ancianos. Los intervalos entre las clases sociales se establecen en ciclos de 7 años y medio. El Masai Mara fue inaugurado en 1961.  Está situado al oeste del Rift Valley y es la continuación natural de las llanuras del Serengeti, en Tanzania. Las serpenteantes y oscuras aguas del río Mara atraviesan esta reserva de norte a sur para proseguir su camino hacia el oeste hasta el lago Victoria, ya en tierras tanzanas. Elefantes paseando por las llanuras del parque. Esta reserva natural de Kenia está clasificada entre los mejores de África por el gran número de aves y mamíferos que habitan en su interior. Hay turistas que comparten la ascensión al Kilimanjaro en Tanzania, con un safari en tierras kenianas.
     
Los grupos de edad son la base social de los masai. El paso de una edad a otra se celebra con rituales que otorgan nuevos derechos y deberes a los participantes Entre los masai se llevan a cabo varias ceremonias o ritos, fuertemente relacionados con la edad. Uno de ellos es el rito de iniciación, que convierte a los muchachos (16 años) en jóvenes guerreros o moran. Durante la importante ceremonia, los jóvenes son circuncidados al amanecer y recluidos todos juntos (manyatta) para pasar un periodo de convalecencia. Cuando la herida está cicatrizada los jóvenes se dedican a cazar pájaros con los que decorar su cabeza, que ha sido convenientemente rapada. Pero todavía no se considerarán guerreros hasta que su pelo crezca y pueda ser recogido en pequeñas trenzas. Desde este momento, los ya guerreros, vivirán juntos en poblados propios. Este periodo estrecha fuertemente los lazos entre los muchachos que forman el grupo de edad,unión que han de respetar de por vida. En estas aldeas podrán ser visitados por las jóvenes que deseen mantener relaciones con ellos, pero no podrán casarse hasta que, unos quince años después, pasen a la edad adulta. Durante esta etapa los moran aprenden las tradiciones y se ejercitan en la fuerza y el valor. Para los masai éstas son cualidades muy importantes. El guerrero que logre matar a un león con su lanza, lucirá la melena del animal y será respetado (actualmente está prohibido matar leones en Kenia, pero aún así hay masais que realizan este tipo de iniciación clandestinamente). Antiguamente los masai fueron considerados los guerreros más temibles del continente africano. Hoy en día, además de la caza, se encargan de las tareas más duras del pastoreo, aunque algunos regresan a las escuelas tras la circuncisión. Contraluz de una jirafa. La Reserva Nacional de Masai Mara, también conocida como El Mara, es el mayor parque de Kenia y cautiva a sus visitantes por sus evocadoras llanuras donde abunda la fauna salvaje. Ningún viaje a Kenia estaría completo sin realizar antes un safari en este lugar.
     
Un par de elefantes pasea por las llanuras. Este típico paisaje africano a servido detelón de fondo a películas como “Memorias de África” o “Mogambo”. Es un país de contrastes, donde el viajero se encuentra transportado a otra época pasada. Se sacrifica algún buey en un recinto rodeado por las chozas que han construido las madres de los guerreros y se celebran festivas danzas. La celebración llega a su momento más importante cuando las madres se disponen a cortar el cabello de sus hijos. Este hecho simboliza que abandonan la condición de guerreros y que el vínculo materno se rompe para comenzar una nueva vida, tras lo cual un anciano les otorgará el primer consejo de adultos: “Ahora que eres un adulto, arroja tus armas y en su lugar emplea la cabeza y la sabiduría” Un guepardo se prepara para la caza. En este parque, la fauna salvaje está más que asegurada. El león se encuentra en grandes manadas y tampoco resulta complicado encontrar guepardos y leopardos.
     
Un guepardo acaba de cazar una gacela. En el parque abundan los elefantes, búfalos, cebras, jirafas, babuinos, hipopótamos, antílopes, gacelas, impalas, topis y ñus. Resulta más complicado poder observar a los rinocerontes, ya que existen pocos ejemplares. Una de las típicas furgonetas con el techo abierto para poder observar la fauna en directo sin correr ningún riesgo. A veces los animales se acercan a distancias inverosímiles. Las mujeres están sometidas al dominio del hombre dentro de una sociedad patriarcal fuerte. Para convertirse en mujeres aptas para el matrimonio y la procreación en su rito de iniciación (a los 15 años), sufren la extirpación clitórica (ablación) y luego las enseñan a cuidar del ganado. Hasta el momento de casarse viven mantenidas en el clan del padre. Su matrimonio se decide normalmente en la infancia, pero cuando esto no es así se celebra una especie de feria de matrimonios en la que los jóvenes buscan esposa. La fase de comienzo de relaciones entre los jóvenes o el "enamoramiento" se da dentro de unos criterios muy materialistas y es importante la atracción por motivo de belleza física. Para comunicar a la mujer sus intenciones matrimoniales, el hombre hace sonar unas campanillas tantas veces como cabezas de ganado tiene su padre. La dote del matrimonio se compone de tres vacas, un buey y dos ovejas. Una vez que se celebra la boda, la mujer pasa a formar parte del patrimonio del hombre convirtiéndose en bien personal de éste.
     
Miles de búfalos y ñus recién llegados al Masai Mara pacen en la sabana, mientrasleopardos y leones están al acecho. Normalmente tras la boda la mujer queda embarazada para tener descendencia, aunque también puede darse el caso de que el nacimiento tenga lugar antes de la boda. Cuando una mujer masai queda embarazada, las relaciones sexuales quedan prohibidas hasta que el niño pueda andar. Da a luz en su propia cabaña, a la que el marido no podrá entrar hasta transcurridos 10 días después del parto. Tampoco le está permitido comer en casa hasta que su hijo haya dado los primeros pasos. Si comparece un anciano bendecirá al niño escupiendo en su cabeza o pecho. Después del nacimiento se celebra una fiesta en la que se sacrifican dos bueyes. La mujer es considerada un bien personal del hombre hasta el punto que es ofrecida en señal de hospitalidad pudiendo ser poseída por cualquier amigo guerrero del marido que esté de paso por el poblado. Una de las características del aspecto físico de las mujeres es que llevan la cabeza rapada. Las vacas son sagradas, y por tanto lo son su tierra y todos los otros elementos concernientes a su ganado. El ganado provee de todas las necesidades a los masais: leche, sangre y carne para su dieta (producen una especie de yogur fermentando la leche con sangre de animal) y cuero y pieles para su ropa.Su alimentación se basa casi exclusivamente en la leche y en la sangre de los bueyes que también mezclan en ocasiones con la orina de los animales. La forma de extraer la sangre de los bueyes es muy particular: primero hinchan la arteria yugular del animal, para ello utilizan un garrote que siempre llevan consigo, luego disparan un dardo o una flecha a quemarropa, la punta de la flecha tiene la punta roma para que no desangre y haga daño al buey. Suelen extraer en cada ocasión dos litros de sangre, después cierran la herida haciendo un empaste con tierra y estiércol. Los masais casi nunca comen carne y menos aún si han bebido leche. Exclusivamente se alimentan de carne por motivos festivos, que es cuando realizan el sacrificio de algún buey. También ocasionalmente ingieren vegetales, pero estos nunca proceden de tierras o árboles cultivados por el hombre. Los alimentos vegetales que consumen son semillas o frutos de plantas silvestres. El régimen alimenticio de los guerreros reúne una serie de privilegios, estándoles expresamente prohibido beber aguamiel y masticar tabaco.
     
Dos leonas descansan en las llanuras del parque. Las leonas suelen embestir a los machos para defender a sus cachorros. Los poblados que habitan los masais se parecen al kraal sudafrícano, están formados por cabañas dispuestas en círculos y construidas sobre la base de una estructura compuesta por ramas y troncos de árboles, dando consistencia al armazón embadurnándolo con estiércol hasta cubrirlo por completo, dejándolo secar hasta endurecer. La forma de las cabañas es similar a los iglúes de los esquimales, teniendo también una puerta de acceso muy pequeña, no abriéndose ventanas en ningún caso. Todas las cabañas juntas forman un círculo llamado "boma" que les sirve de corral para guardar durante la noche los rebaños de ganado. El jefe de familia siempre posee una cabaña en propiedad, levantando a izquierda y derecha de la suya las cabañas de las mujeres. Todo el pueblo a su vez está protegido por una empalizada o muralla, construida también con ramas y árboles, con el objeto de impedir la entrada a las fieras y alimañas salvajes durante la noche. Un león ruge y enseña sus afilados dientes.
     
La convivencia permanente, incluso en el poblado, de los masais con su ganado, hace que estos huelan parecido a sus bueyes, lo cuál les hace sentirse muy orgullosos. La religión de los masai es monoteísta y austera. La principal manifestación debondad de Ngai es la lluvia, tiene un origen mágico. También la hierba de los pastos tiene este carácter onírico. La hierba también es sagrada y en la circuncisión de las mujeres se esparce hierba sobre su cabeza. Un niño a punto de ser golpeado por un adulto enfadado puede librarse de la paliza si consigue arrancar un puñado de hierba. Lógicamente pues la lluvia desarrolla los pastos y estos son la alimentación del ganado, sobre el que basan toda su vida y economía. Cuando sobrevienen períodos de sequía los masais se atan trozos a las ropas para reclamar la lluvia, pero si la situación persiste recurren a los magos ("oloiboni") a los que consultan absolutamente todo. Sin embargo los magos no tienen ningún poder político. Según sus creencias muy pocas personas son merecedoras de la vida eterna y los cadáveres, generalmente, se dejan a merced de los carroñeros. El espectáculo del Masai Mara, en Kenia, no está sólo en la vida salvaje, sino en la inmensa sensación de libertad que te invade, en los atardeceres azafranados, en la inmensidad de los horizontes, en las solitarias acacias que parecen petrificadas por un dios vengativo. Airkenya vuela tres veces al día durante todo el año desde el aeropuerto de Wilson en Nairobi hasta Masai Mara.