La relación sobre el origen de la vida que establece la cultura masai se basa en Dios, Hombre y Ganado. En primer lugar, Dios crea al hombre masai y una vez situado físicamente sobre la tierra le concede el ganado como forma y sentido de vida. Hasta tal punto es absoluta esta creencia que los masais piensan que todo el ganado les pertenece y por este hecho incluso han llegado a tener graves problemas con el resto de los pueblos vecinos y con la justicia en Kenya. En principio para los masais el cielo y la tierra estaban juntos. Cuando llegó el momento de separarse, el dios Ngai, su principal divinidad, decidió irse a vivir al cielo desde donde les envió el ganado como regalo preciadísimo. En cambio, de esta separación de cielo y tierra también vienen todas las maldiciones: precisamente de la tierra es de donde se deriva el desprecio masai por la agricultura y su negación histórica a trabajarla. Los Masai son una de las tribus más conocidas de África. Su territorio natural está comprendido entre Kenia meridional y Tanzania septentrional, donde siguen conservando el espíritu nómada y viviendo fieles a las tradiciones, a pesar de que la presión de la globalización y el desarrollo mundial amenaza con provocar cambios en su cultura centenaria. Dentro de su curiosa y casi pintoresca idiosincrasia -para los occidentales al menos- llama la atención el modo en que se relacionan hombres y mujeres, siembre bajo un contexto marcadamente patriarcal en el que éstas últimas gozan sin embargo de ciertas licencias.