Un par de elefantes pasea por las llanuras. Este típico paisaje africano a servido detelón de fondo a películas como “Memorias de África” o “Mogambo”. Es un país de contrastes, donde el viajero se encuentra transportado a otra época pasada. En el extremo noroeste del Lago Amboseli se encuentra Meshanani Gate, la puerta principal de acceso al parque nacional Amboseli viniendo desde Nairobi. El lago es en realidad una vasta planicie polvorienta, pues la mayor parte del año permanece seco. En estas circunstancias los vehículos de safari acortan camino cruzando el lago seco por su parte oriental para ganar la falda del Kilimanjaro. Al poco de entrar en este lecho árido, se distinguen al fondo recortadas en el horizonte las siluetas de tres jirafas. A medida que nos aproximamos con el 4x4, el acto reflejo que suelen adoptar ante la presencia del vehículo es quedarse quietas, inmóviles, con el cuello bien estirado como queriendo mostrar los casi 6 metros de altura que llegan a alcanzar (récord del mundo animal) para, acto seguido, emprender una carrera con su cómica zancada. Una de las imágenes que más sorprende en las primeras observaciones de jirafa (Giraffa camelopardalis) es su carrera. Es lo más parecido a una película en cámara lenta, pero con esa tremenda zancada avanza metros casi de forma inapreciable. En cualquier caso suele resultar bastante cómico la forma de correr de estos camélidos. El cuello de las jirafas, por cierto, es igual que el de los humanos y otros mamíferos, con siete vértebras cervicales, si bien éstas son muy alargadas, lo que le confiere esa longitud única.  Llamativa resulta también la postura que adoptan para beber, abriendo las patas delanteras en un difícil equilibrio para poder llegar al suelo y beber con su áspera y larguísima lengua. Es un momento muy delicado para ellas pues en esa posición están a merced de cualquier depredador y una caída ante cualquier movimiento brusco sería mortal. Pocos animales hacen de algo tan necesario como beber agua un momento tan peligroso y delicado.