Los bellos paisajes de los que se disfruta, la calidez y sencillez de sus habitantes, le quitan el aliento a cualquier persona que se acerque a este pueblo escondido entre los frailejones. El frío se hace sentir, pues la temperatura oscila entre los 8 y 18 °C. Es muy importante llevar bueno abrigos. Podrá caminar por su tranquila calle empedrada y apreciar la hermosa arquitectura con que fue construido este poblado. Las típicas casitas de tapia con sus techos rojos no dejarán de encantarle. Frente a la iglesia, existe una pequeña plaza donde se acercan los pobladores y turistas para hablar un poco y calentarse con el sol durante el día y durante la noche. La mejor manera de apaciguar un poco el frío es tomarse una rica taza de chocolate caliente o comer una deliciosa pizca con arepita andina. Recorrido por sus alrededores  Si es de esas personas que le agrada caminar, puede buscar un baquiano de la zona para que lo lleve a realizar alguna caminata que lo adentre más al Parque Nacional Sierra Nevada, donde podrá admirar la belleza de más de 86 especies de los característicos frailejones y disfrutar de toda la majestuosidad de los páramos andinos.