Retrato a una familia de etíopes en el tramo de carretera entre Dilb y Gashena que lleva desde Mekele a Lalibela. Lalibela es un pueblo en el corazón de Etiopía que constituye uno de los más importantes centros religiosos de la cristiandad etíope y es desde hace siglos una concurrida meta de peregrinaciones. Lalibela esconde en sus entrañas un tesoro arquitectónico que ha sido calificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: un excepcional conjunto de iglesias y edificios rupestres monolíticos, esculpidos –que no construidos– en su subsuelo rocoso durante la Edad Media, con el propósito de crear en África una nueva Jerusalén. Estas iglesias no son fósiles arqueológicos sino instituciones vivas, que mantienen vivo el culto hasta el día de hoy. Quienes las visiten pueden asistir a ceremonias religiosas en un ambiente propio de otros tiempos, y conocer algunas de las curiosas peculiaridades del cristianismo ortodoxo etíope, la mayor en número de fieles de las iglesias independientes orientales.