La lepra se remonta a la Biblia, dónde era vivida como un castigo de Dios.  XXI siglos después, el gobierno tendrá que esforzarse en invertir más en campañas de prevención si quiere erradicar la enfermedad del Brasil. Las cifras de afectados varían enormemente en función de quién haga el recuento, desde los 2,8 millones de enfermos que estima la OMS hasta los doce millones que calcula la Fundación Internacional para la Lucha contra la Lepra (ILEP). Cada año se detectan más de 700.000 casos más en todo el mundo, al menos el 15% de nuevos afectados son niños. "Simplemente no puede ser verdad que en tres años desaparezca la enfermedad cuando tenemos en cuenta estas cifras", dice José Antonio Martínez Paz, director del Sanatorio de Fontilles (Alicante), la última leprosería de Europa. "De hecho, es muy difícil prever el fin de la lepra en el mundo", subraya Martínez Paz.