CAN TUNIS BARCELONA DRUGS Varias personas de color bajo el puente fumando plata. Suceden cosas sorprendentes. Como un magrebi pidiendo a voz en grito quien le cambia un billete de cien dólares, o una mujer paseando un cochecito de niños con una caja vacía de fruta en su interior. Pasan dos negros de la altura de una palmera, esgrimiendo sendos machetes, como para ir a la zafra a cortar caña de azúcar, o a una chica con aspecto remilgado de no haber roto nunca un plato, que se le cae una pistola por entre los pliegues de la falda. Llegan un par de caballeros bien trajeados preguntando si hemos visto a un chico que es  como uno de ellos, que  falta de casa desde hace un par de días, pero del cual no saben ni el nombre de pila, a pesar de ser familiar suyo. También llega otro caballero portando una tabla de surf, o quien pretende vender un surtido de quesos  variados, extraviado de algún supermercado, o un policía  mostrando la foto de un evadido de la cárcel, por si lo habíamos visto. Y una pareja curiosa formada por un ruso del tamaño de un armario con luna, que lleva una chaqueta tres tallas más pequeñas y las mangas apenas le cubren los codos. Va en compañía de un español bajito, como un botijo al que solo le falta llevar boina.