Una flor junto a los cafetales de la Hacienda cafetera San Alberto. (Buenavista, Quindío). 500.000 familias caficultoras colombianas, en 588 municipios en 20 departamentos de Colombia, se encuentra una extraordinaria diversidad de lenguajes, culturas y razas, la gente del café. El país cuenta con una gran variedad climática entre calor, frió, templado y helado dependiendo de la altitud en nuestras zonas cafeteras. Tiene costas en los océanos Pacífico y Atlántico. Las fuentes hídricas son múltiples y Colombia goza de lluvias bimodales que proveen una ventaja competitiva para la producción de café. El país es un paraíso de la biodiversidad en donde al rededor del café pasan cosas muy buenas gracias a los proyectos de Sostenibilidad En Acción.  Colombia es un país de contrastes. No sólo de contrastes geográficos, climáticos y naturales sino también de contraste culturales, de costumbres, tradiciones, creencias y formas de vida de acuerdo con la región en la que se habite. Sin embargo, alrededor del cultivo del café se han forjado una serie de firmes creencias y valores que tienen un gran impacto no sólo sobre la calidad final del café 100% Colombiano sino sobre la pasión y dedicación asociada con su cultivo. Para empezar es bueno recordar que existen más de 500,000 familias productoras de  café  habitan nuestro país desde las provincias que limitan con Ecuador, en el Sur, hasta aquellas que bordean el mar Caribe en el Norte. A lo largo de casi 3,000 kilómetros de valles interandinos, desde el extremo Sur hasta el extremo Norte de Colombia, viven los productores en nuestras regiones cafeteras. Como se observa en el siguiente mapa, en tierra del café en Colombia se cultiva un grano alta montaña, con plantaciones significativas en 16 departamentos de nuestro país, donde operan Comités Departamentales de Cafeteros. En su gran mayoría los cafeteros colombianos viven en pequeñas fincas o parcelas cuyos cultivos de café, en promedio, no superan las 2 hectáreas. Solamente algo más  del 5% de los productores colombianos de café tienen plantaciones de un tamaño superior a las 5 hectáreas. La reducida dimensión de sus cultivos ha permitido mantener una vocación esencialmente familiar en la industria cafetera colombiana. La gente del café en Colombia tiene a la familia como una de sus prioridades y valores.