Una campesina vende sus huevos a pie de carretera en el mercado de Hausein. La imagen que uno puede tener de una Etiopía seca y yerma que se consume en la aridez, crudamente real en muchos lugares, cae en pedazos cuando uno se mueve por las tierras que rodean los cauces rehabilitados, las que reciben agua de algún canal o las que tienen la suerte de contar con un pozo.