Las barcas de pesca salen y entran continuamente del puerto de Semporna, al igual que lo hacen las de transportan a los submarinistas hacia Pulau Mabul y Pulau Sipadam. En la zona de submarinismo de Sipadam, de repente, la arena termina, y un muro vertical se desploma en las casi infinitas profundidades, mucho más allá de lo que nuestro ojo puede alcanzar, hogar de miles de especies de plantas y animales que interactúan en perfecta armonía como los músicos de una sinfónica.  Tienes que decidir a qué dedicarte, porque hay peces de menos de un centímetro, y cerca está pasando un tiburón de 3 metros o una tortuga gigante, y si andas saltando de lo pequeño a lo grande y viceversa acabas agobiándote y te puedes llegar a marear. Mejor concentrarte en una inmersión en lo grande, y en la siguiente en lo pequeño, o viceversa. El descanso entre el primer y el segundo buceo se hace en Sipadan, pero en la playa y el muelle, ya que todos los alojamientos están cerrados, con carteles de prohibido el paso, y el ejército está patrullando y haciendo labores de limpieza. Se hace un poco extraño ver los trajes multicolores de los buzos contrastando con los de camuflaje de los militares, fuertemente armados y con caras de pocos amigos, no se si por que ellos están fastidiados por tener que proteger a unos extranjeros que van a bucear en el paraíso.