CAN TUNIS BARCELONA DRUGS. Tal y como si llevara una banderilla clavada en el cuello, Yamal tiene clavada la jeringuilla con la dosis. Hay un olor a túnel, casi un sabor. Se mete dentro, como el frío en el estómago, es como lamer un cenicero, tienes algo en el cuerpo que te pesa, mientras ves aquel ajugero que se pierde en la mirada, por entre dos vías que son como dos líneas plateadas sin fin. Es un paisaje tétrico, da miedo solo mirarlo, recorrido de vez en cuando algún convoy inacabable de mercancías, que parece haberse perdido por aquella vía muerta, con un traqueteo monótono, igual que una caja de música estropeada. Hasta allá nos ha llevado Manuel, un chico portugés, para que veamos como fuma heorina marrón. Hay un recodo, una cueva repleta de porquería, pero provista de una silla. Allá nos explica que lleva cinco años consumiendo, que trabajaba en Berga poniendo postes para la telefónica, y que vive en Torre Baró, con “su vieja”. Es una relación sucinta, mientras extrae el papel de plata, y una y otra vez lo alisa, para preparar el rulo. Sergi va haciendo las fotos,  Manuel continua con gestos mecánicos, pero precisos construyendo su artilugio. Vive de trapichear con hachis para los turistas en la Plaza Cataluña. Es como tantos pequeños camellos, a la vez un consumidor, se saca cinco mil pesetas al día. Extrae  la heroína de un calcetín, envuelta en una hoja de color verde botella. Coloca la dosis sobre un papel de plata, y con la ayuda de un mechero la quema por debajo, mientras empieza a inhalar el humo que desprende. La heroína va cambiando de color y adquiere un  tono cada vez más oscuros, convirtiéndose en una materia viscosa que recorre el papel, volviéndose cada vez más pequeña, y dejando tras de sí, un reguero. Los gestos de Manuel cada vez se hacen más pesados, y el semblante se vuelve más pálido, mientras entorna los ojos. Sergi continua fotografiando, disparando la cámara. ¿De que coño estará echo este chico?,  hasta que le noto a él también más blanco que de costumbre. Nuestro objetivo continua inhalando, y explica    que lleva cinco años enganchado, y que produce una gran relajación, sopor y sueño. Se ha acabado la sesión fotográfica y yo me adelanto caminando por la vía, con el sol de cara.