CAN TUNIS BARCELONA DRUGS. El portugues Manuel Machado Aires se pincha en la Ronda de Litoral bajo el cartel de Passeig Can Tunis Cementerio.  Mientras tanto a la señora Felisa, a la buena mujer, le da miedo que se provoque la “alarma social”, que los vecinos se revuelvan en contra suya.  Hay una cosa sensacional, extraordinaria. La Generalitat de Catalunya, el departamento de Sanitat, cedió un autobús nuevo. ¿Saben ustedes que hizo?. Lo primero, exactamente lo primero fue arrancar la pegatina, el escudo de la Generalitat de Catalunya. En todas partes ponen la chapa, pero aquí en Can Tunis hacen precisamente lo contrario: la quitan.  A la mañana siguiente vamos con Satxa’,  un responsable de ASUT, unas siglas que varían según las épocas, y que igual significan Asociación Somos Utiles, como Asociación de Usuarios y ex usuarios de toxicomanías  El chico está por la despenalización de las drogas, por el tratamiento de los drogadictos como enfermos. Nos lleva en su coche, detrás nuestro va un equipo de TVE, de Sant Cugat, para realizar un reportaje  de la demolición del poblado gitano, y del traslado de sus habitantes, es casi una excursión colectiva. Satxa es un  tipo ocurrente, muy vivido, que tiene una pieza de puzzle, y como casi todos piensa que ya tiene el rompecabezas completo. “No hay que preocuparse tanto por el calzado, yo he ido muchas veces en coche y nunca he pinchado”. Es un argumento definitivo. “Aquí por las noches, es como si vieras volar al diablo”. Conoce a todo el mundo. “¡Hombre, cuanto tiempo sin verte!”, le suelta a bocajarro a un caballero. “Es que he estado en la cárcel. Quince días, pillé una borrachera y me cargue una cabina de teléfonos. Me cayeron treinta mil pesetas, pero como no las tenía, pues... para adentro”