Una tibetana vestida de manera típica, incluido sus ardornos en turquesa. Las turquesas que se extraen en el Tibet oriental, occidental, y en los alrededores de Lhasa. La riqueza del color es el factor determinante del valor de una turquesa: en general, el color más deseable es el azul oscuro, sin embargo, en el Tíbet son mas valoradas en color azul más verdoso. Se cree que la palabra Turquesa, proviene de la relación que tiene con Turquía como país donde se comercializaba desde la antigüedad; aunque en Turquía no se encuentran Turquesas. Probablemente fue de las primeras en ser introducida en Europa a través de Turquía, junto con otros productos provenientes de la ruta de la seda. La turquesa no se convirtió en una piedra ornamental importante hasta el siglo XIV. Las piedras fueron exportadas a Alemania, donde se las conocía como Steins Turkisher, que se traduce como "piedras de turco". Cuando las piedras llegaron a Francia, el nombre alemán se traduce en turquesa Pierre - piedra de Turquía.