Danzas típicas de la isla de Reunión. Allí, a la vista de las negras vainas, cuentan la historia del negro esclavo Edmon, quien creó el procedimiento práctico manual de polinizar la vainilla que todavía se usa hoy en día. Cuando se produjo la abolición de la esclavitud en 1848, se le dio al joven Edmond el patronímico de Albius, en referencia al color «blanco» (alba) de la flor de la vanilla. Hoy, las plantaciones de vainilla que quedan se reparten en los bosques de la costa oriental y aún se fecunda a mano con las primeras luces del día, tal y como se hacía antaño.   No es la única historia curiosa que se cuenta. Todo el mundo habla, por ejemplo, del pirata La Buse, quien después de rendir su barco en las costas de la isla, decidió enterrar su enorme tesoro en su interior para que nadie pudiera recuperarlo. Todavía hay quien lo busca. O del bandido Sitarane en cuya tumba, en el cementerio de Saint-Pierre, se celebran cultos nocturnos. Y junto a tantas religiones, el culto a los muertos más autóctono, el que practican los malgaches con sus ceremonias de sacrificio de pollos o bueyes en la noche de luna llena, siempre con la mirada hacia la vecina Madagascar, con un vaso de ron añejo con vainilla en la mano y al ritmo frenético, que en algunos casos permite entrar en trance, de la "maloya". Todo muy irreal, todo asombroso, casi mágico. Así es Reunión.