Ingredientes para la elaboración de cerveza checa.   Si por algo es conocida la ciudad de Pilsen en todo el mundo es sin duda por su cerveza, la más emblemática de un país ya de por sí con gran tradición cervecera. La factoría donde se produce la cerveza de Pilsen original ofrece a sus visitantes un paseo por sus antiguas pero modernas instalaciones y por la historia de esos sabores frescos y algo amargos, con olor a malta y lúpulo.  Habrá quien piense incluso que Pilsen es solamente un tipo de cerveza y no tenga noticia de la existencia de una ciudad con ese nombre en el oeste de Chequia. A mediados del siglo XIX, nació en Pilsen, situada 90 kilómetros al suroeste de Praga, la cerveza que estaba destinada a convertirse en uno de los símbolos checos más famosos para el resto del mundo. Algo sin duda paradójico, si pensamos en que la creación de la cervecería tuvo que ver con la poca calidad habitual de la cerveza de Pilsen durante la primera mitad de ese siglo. Pilsen en el siglo XIX En 1838 había en la ciudad 289 casas con permiso para elaborar cerveza, empezando por el propio Ayuntamiento. Los productores eran gente acomodada, y eran tanto checos como alemanes. Tenían una producción pequeña, pero estaban agrupados en una especie de cooperativa. Lo cierto es que el procedimiento que seguían no era el ideal, y para ahorrarse dinero ni las temperaturas ni los ingredientes eran los adecuados a menudo. Pero la historia iba a cambiar a partir de ese año de 1838, como cuenta nuestra guía por la cervecería de Pilsner Urquell, Monika Contrerasová. Josef Groll (la pintura) y Monika Contrerasová “En este año los ciudadanos de Pilsen con derecho a elaborar cerveza decidieron construir juntos una cervecería. En febrero de 1838 frente al Ayuntamiento de Pilsen tuvieron que verterse 36 barriles de cerveza que no era bebible. Ellos decidieron salvar el buen nombre de su cerveza construyendo esta cervecería”. La primera cerveza en la recién construida factoría se produjo el 5 de octubre de 1842, a cargo del maestro cervecero Josef Groll, procedente de la vecina región alemana de Baviera, cuya cerveza también es famosa en todo el mundo. A pesar de ser considerado como un padre para la cerveza Pilsner Urquell, lo cierto es que a Groll, tras escasos años en la factoría no le renovaron el contrato. Bebía demasiado, dicen, era terco, de maneras toscas y grosero. La torre de distribución de agua Pero la cerveza se empezó a vender muy bien. La bonanza económica de finales del XIX se puede comprobar en bellas construcciones, como la puerta principal de la fábrica, de arenisca, realizada como celebración del 50 aniversario de la cervecería. También en la torre de distribución de agua, del año 1907, y que al parecer, es copia de un faro holandés. Los recuerdos de cómo funcionaba antaño el negocio de la cerveza están presentes a lo largo de todo el recorrido. Como por ejemplo un tren, con los vagones donde se transportaba la cerveza, antes de que existieran los refrigeradores. Con ese tren se transportaba la cerveza Monika Contrerasová explica el sistema que se seguía para mantener la cerveza a la temperatura necesaria tanto en verano como en invierno. “Con ese tren se transportaba la cerveza. Lo interesante es que tiene paredes dobles. En invierno, las paredes internas se llenaban con bloques calientes para que no se enfriara la cerveza, y en verano, con hielo, para que no se echara a perder”.