Las parejas juran amor eterno colocando un candado en el Puente de Carlos.  Junto al Puente de Carlos en Praga se encuentra este puente con sus barrotes llenos de candados. No es este un lugar único donde se les haya ocurrido encontrar otra utilidad a los candados que la de guardar pertenencias, ya que podemos encontrarnos en diferentes ciudades de todo el mundo puentes con candados como este. Los hay en Roma, Moscu, Pecs, Seul, Korakuen, Colonia, Wrowclaw, Montevideo, Huangshan, Odessa, etc.  La escalera original del puente que descendía desde el puente hacia la Isla Kampa fue reemplazada por una nueva en 1844. Al año siguiente, una nueva inundación amenazó la integridad del puente, aunque finalmente no se registraron daños de consideración. En 1848, durante los días de la Revolución, el puente escapó ileso a los cañonazos, si bien algunas de las estatuas fueron dañadas. En 1866, se instalaron las luces de estilo seudo gótico (inicialmente a gas, aunque más tarde serían reemplazadas por las eléctricas) en la balaustrada del puente. En los años 1870 el primer servicio regular de transporte público (autobús) comenzó a funcionar sobre el puente, el cual sería reemplazado tiempo después por un tranvía tirado por caballos. También fue en 1870 que el puente sería llamado con su denominación actual de Puente de Carlos. Entre 1874 y 1883, las torres fueron sometidas a una refacción minuciosa. Entre el 2 y el 5 de septiembre de 1890, otra inundación de proporciones catastróficas afectó a Praga y causó importantes daños al Puente de Carlos. Cientos de embarcaciones, troncos y otros materiales flotantes provenientes de aguas arriba empezaron a formar una barrera a medida que se apilaban contra el puente. Como consecuencia de la presión ejercida, tres de los arcos del puente fueron derribados y dos de sus pilares colapsaron debido a la erosión generada por el agua. Junto con el quinto pilar, dos de las estatuas construidas por Ferdinand Brokoff (las de San Ignacio de Loyola y San Javier) también cayeron al río. Los trabajos de recuperación demandaron dos años (el puente fue reabierto el 19 de noviembre de 1892) y costaron 665.000 coronas.