Infinidad de taxis amarillos recorren cada noche la zona de Theater District. El taxi (yellow cab) es, con total seguridad, el medio de transporte que más se utiliza en la ciudad de Nueva York. En taxi puedes viajar de una punta a otra de la ciudad, en cualquiera de los cinco distritos. En Nueva York pedir un taxi no es diferente a como lo harías en cualquier otra ciudad. Levantando la mano es suficiente, aunque debemos fijarnos en el cartel que llevan en el techo. Si está encendido el taxi está libre, si está apagado el taxi está ocupado. En caso de que veamos las palabras off duty significará que el taxi está fuera de servicio. El precio de inicio es de 2.50 dólares, y luego, alrededor de 1 dólar por cada kilómetro recorrido. Si decides bajarte del taxi y te tiene que esperar, te cobrarán 20 centavos por minuto. Luego, debemos dejar al menos un 15% de propina.  Los taxis  están ahora obligados a disponer en la parte del pasajero de un GPS autónomo que va indicando en tiempo real el punto exacto donde ha comenzado la carrera y el camino que vas recorriendo. Puedes ver perfectamente si el taxista te está dando un voltio o te lleva por un recorrido lógico. Es adictivo ver como el mapa refleja cada curva que tomas. Además un lector de tarjetas de crédito, encima del gps, te permite pagar la carrera con tu tarjeta al final del trayecto. El sistema incluye un canal de TV propio con noticias locales, cartelera de cine y cosas así. Puedes regular el volumen o dejarlo sin voz. Al final de la carrera la pantalla te indica cuánto ha sido el recorrido y cuánto los extras. Te da la opción de pagar con tarjeta o en efectivo.  Así el nivel de confianza en el taxista es total. El viaje en taxi pasa de ser la agonía del "¿pero por dónde me está llevando?" a convertirse en un viaje interesante de descubrimiento. Cuanta más información das al usuario de lo que estás haciendo con él más satisfactoria es la experiencia.