Introduccion
A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, el sol sigue brillando
en Cuba, la isla caribeña más extensa y menos explotada
por el turismo, así como uno de los últimos baluartes
del comunismo en el mundo. El relativo aislamiento político
ha evitado la entrada masiva de turistas, y los cubanos son verdaderamente
amables con los recién llegados; incluso los viajeros estadounidenses
gozan de una calurosa acogida. La Ley Helms-Burton ha permitido
que Cuba encuentre gradualmente su propio lugar en el mundo postsoviético,
sin acusar el repentino choque desestabilizador del turismo consumista.
La desaparición de las barreras impuestas por los estadounidenses
en relación a viajes e intercambios comerciales parece
ser sólo cuestión de tiempo. Sin lugar a dudas,
cuando se reanuden los vuelos desde Miami acudirán millones
de turistas. Evidentemente, ahora es el momento idóneo
para visitar la isla.
Cuba es un país bastante tranquilo, incluso en sus grandes
ciudades, donde los momentos más delirantes se producen
al ritmo de un entusiasta chachachá, y el sonido más
estrepitoso es el que emiten los viejos y enormes automóviles
americanos al resoplar por las calles. Si esta tranquilidad no
es suficiente, el interior de Cuba y sus playas constituyen destinos
muy apacibles, idóneos para excursionistas, bañistas,
espeleólogos o para quien guste fumarse un espléndido
cigarro habano bajo una palmera.
Cuba está situada en el archipiélago de las Antillas.
La Habana se encuentra tan sólo a 170 km de Key West, en
Florida, y la provincia de Pinar del Río a 210 km de la
península de Yucatán, en México. Otros vecinos
cercanos son Jamaica, las Bahamas y Haití (a 77 km a través
del paso de Windward). La isla principal de Cuba ocupa por sus
dimensiones el decimoquinto lugar del mundo, pues mide 104.945
km² de superficie (1.250 km de longitud y 191 km de amplitud,
en sus puntos máximos). El país contiene asimismo
la isla de la Juventud (220 km²) así como más
de 4.200 cayos coralinos e islotes, muchos de los cuales están
deshabitados.
Gran parte del territorio está constituido por tierras
bajas y fértiles, donde pasta el ganado y donde crecen
la caña de azúcar, el café y el tabaco. Las
sierras montañosas oriental, central y occidental cubren
un 25 por ciento del territorio, y la cumbre de la isla es el
Pico Turquino (1.972 m). El curso fluvial más largo es
el río Cauto (343 km), que no es navegable, ni siquiera
para barcos de pequeñas dimensiones. La región oriental
de la isla se encuentra en una falla, y por ello ocasionalmente
se producen movimientos telúricos de baja intensidad en
esta zona.
Hay más de 6.000 especies de plantas, la mitad de las cuales
aproximadamente son endémicas. La omnipresente palmera
real (Reistonea regia) está representada en el escudo del
país; se considera que hay 20 millones de palmeras en la
isla. El resto de la flora cubana incluye la rara y prehistórica
palmera del corcho (Microcycas calocoma), un superviviente del
período cretáceo; el jagüey, una higuera con
raíces aéreas; la palma barrigona; la ceiba, el
árbol sagrado del capoc (un tipo de algodón); y
la mariposa, una especie de jazmín blanco, la flor nacional.
Gran parte de la costa sur posee manglares pantanosos que albergan
varias especies de peces y aves, mientras que el litoral septentrional
está mayoritariamente constituido por costas accidentadas.
La fauna terrestre está integrada sobre todo por reptiles
(cocodrilos, iguanas, lagartos, salamandras, tortugas y 15 especies
de serpientes no venenosas). El mamífero terrestre de mayor
tamaño es el jutía (Capromys), un arborícola
que crece hasta unos 60 cm de longitud. Allí vive el pájaro
más pequeño del mundo, el zunzuncito (Mellisuga
helenae), apenas mayor que un saltamontes, y de tan sólo
dos gramos de peso. El ave nacional es el tocororo (Priotelus
temnuros), debido a su plumaje rojo, blanco y azul, los colores
de la bandera cubana.
No hay grandes diferencias de temperatura entre las estaciones,
puesto que el agradable clima subtropical de Cuba se ve acentuado
por los dulces vientos del noreste. El húmedo verano se
extiende entre mayo y octubre, y la estación seca, el invierno,
entre noviembre y abril. La temperatura media alcanza los 27 ºC
en julio y agosto, y los 22 ºC en febrero. Durante todo el
año se registra una humedad media del 80 por ciento, aunque
en verano este porcentaje suele ser más elevado.
Nombre oficial: República de Cuba
Superficie: 110.860 km²
Población: 11.000.000 hab
Capital: La Habana (2.200.000 hab)
Nacionalidades y etnias: blancos 60%, mestizos 22%, negros 11%,
chinos 1%
Idioma: español
Religión: católicos 47%, protestantes 4%, practicantes
de los diferentes ritos afrocubanos 2% (muchos se consideran católicos)
Régimen político: República socialista
Jefe de Estado: Fidel Castro
PIB: 20.000 millones de dólares
PIB per cápita: 2.000 dólares
Crecimiento anual: 2,5%
Principales recursos económicos: azúcar, minerales,
tabaco, agricultura, medicina y turismo
Principales socios comerciales: Europa del Este, Latinoamérica,
Rusia, China, Irán y Corea del Norte
Visados: todos los visitantes precisan de un visado cubano o
de una tarjeta turística, disponible en agencias de viaje,
tour operadores o en cualquier consulado cubano, para una estancia
de un mes. Estados Unidos prohíbe oficialmente a sus ciudadanos
viajar a Cuba, salvo obtención de una licencia especial;
aunque las restricciones cada vez son más laxas.
Condiciones sanitarias: es un país bastante seguro. La
hepatitis A es un problema común entre los viajeros que
beben agua del grifo en zonas con pocas medidas de higiene.
Hora local: GMT-5
Electricidad: 110-220 V, tres fases 60 Hz
Pesos y medidas: sistema métrico
Todas las épocas son buenas para visitar Cuba. La estación
cálida y lluviosa se extiende de mayo a octubre; pero es
el invierno (de diciembre a abril) la temporada alta para el turismo
en Cuba, cuando llegan los aviones repletos de canadienses y europeos
en busca del sol tropical. Los cubanos suelen efectuar sus vacaciones
en julio y agosto, por lo que las playas están mucho más
concurridas en estas fechas. En Navidad y Semana Santa, así
como en los días próximos al 26 de julio, fecha
del aniversario de la revolución, también suelen
ser muy frecuentadas.
Durante el Carnaval de La Habana, a lo largo del mes de julio,
se organizan desfiles frente al Capitolio o a lo largo del Malecón
las tardes del viernes, sábado y domingo. Las Jornadas
de la Cultura Camagüeyana coinciden con la primera quincena
de febrero, y el Festival Internacional de Jazz de La Habana tiene
lugar cada dos años, también en febrero. En abril
tiene lugar en Baracoa la Semana de la Cultura, y en Varadero
el Festival de Música Electroacústica. Durante la
primera semana de mayo se celebra la Romería de Mayo en
Holguín, y a finales de junio, Trinidad acoge las Fiestas
Sanjuaneras. En Santiago de Cuba el Carnaval tiene lugar a lo
largo de las dos últimas semanas de julio y la primera
de agosto, coincidiendo con las vacaciones del 26 de julio. Esta
fiesta pasó a celebrarse en el mes de julio a partir de
1959, a raíz del final de la zafra azucarera. Durante estos
diez días, el tambor es el rey de la fiesta. El Festival
de Cultura Caribeña se convoca bien en junio bien en julio;
en octubre se puede asistir durante diez días a los actos
del Festival de Música Contemporánea de La Habana,
y a finales de noviembre se organiza en Trinidad la Semana de
la Cultura Trinitaria. El Festival Internacional de Cine Latinoamericano
tiene lugar en La Habana en diciembre.
Días festivos
1 de enero: Día de la Liberación
1 de mayo: Día del Trabajo
25-27 de julio: Celebración de la Rebelión Nacional
10 de octubre: Día de la Cultura Cubana
Cabe señalar que el día de Navidad se considera
festivo desde que el papa Juan Pablo II visitó la isla
en 1997.
Moneda
peso cubano
Comida
• Presupuesto bajo: entre 105 y 210 pesos
• Presupuesto medio: entre 210 y 315 pesos
• Presupuesto alto: a partir de 315 pesos
Alojamiento
• Presupuesto bajo: entre 315 y 525 pesos
• Presupuesto medio: entre 525 y 1260 pesos
• Presupuesto alto: a partir de 1260 pesos
Presupuesto
Los dólares y los "pesos convertibles" (que
en Cuba son equivalentes a la moneda estadounidense pero que carecen
de valor en el resto del mundo) constituyen la única moneda
más aceptada en los hoteles y restaurantes estatales o
con licencia privada, en los autobuses, trenes, compañías
aéreas y en la mayor parte de las empresas orientadas al
turismo. La moneda nacional, el peso cubano, puede canjearse en
las tiendas de venta libre, en las cafeterías y en las
paradas callejeras, en los cines y en muchos de los comercios
alejados de los destinos más turísticos. En las
oficinas que la agencia Candeca posee en toda la isla se pueden
cambiar divisas tarifadas de forma muy razonable. Si las tarjetas
de crédito no han sido expedidas por una entidad bancaria
estadounidense, el viajero podrá utilizarlas sin mayor
problema.
Teniendo en cuenta que se trata de un destino del Caribe, Cuba
sigue siendo razonablemente accesible, aunque no barata. Una habitación
doble en un complejo hotelero de categoría media junto
al mar puede costar de 50 dólares a 100 dólares,
todo incluido. Una comida en un restaurante estatal puede suponer
10-15 dólares, mientras que una cena para una persona en
un paladar (restaurante privado donde sólo se acepta moneda
estadounidense) puede ascender a 7 dólares. Las tarifas
de autobús o de tren para unos 160 km cuestan unos 4 dólares,
y el alquiler de un coche puede dispararse hasta 100 dólares
diarios, más que en la vecina Florida.
Los cubanos que trabajan en la industria turística confían
en las propinas. El personal de un museo que ofrezca una visita
completa, los guardianes de los hoteles que vigilan los coches
de alquiler por la noche, los conductores de autobús serviciales,
los camareros atentos o cualquier trabajador que se esmera más
allá de sus obligaciones, son merecedores de un dólar
de propina.
En los paladares a veces se añade a la cuenta entre el
10 y el 20 por ciento en concepto de "impuesto" o "servicio".
Si existe la sospecha de que se esté incurriendo en estafa,
es conveniente pedir un ejemplar de la cuenta y estudiarla detenidamente.
Todos los establecimientos privados sufren una dura política
fiscal con la finalidad de desalentar su competencia con las entidades
estatales y, desde luego, los costos adicionales de esta medida
recaen en el visitante. Debe evitarse recurrir a los jineteros,
aquellos guías ocasionales que ofrecen sus servicios al
turista para acercarle a un hotel o a un restaurante, pues ello
supone un aumento de 5 dólares añadidos a la cuenta.
Es preciso abstenerse de ofrecer dinero u objetos varios a los
niños o a los mendigos en la calle. Los cubanos tienen
prohibido mendigar a los turistas, y muchos lugares están
vigilados por policías ataviados de paisano. Puede resultar
gratificante repartir fruslerías a gente que parece estar
necesitada, pero dichas personas pueden llegar a ser interrogadas
tan pronto como el viajero desaparece del lugar, y éste
podría ser responsable del encarcelamiento de algún
lugareño.
Que ver
La Habana
Es la mayor ciudad del Caribe, así como el centro de todo
lo que representa Cuba. A pesar de su turbulenta historia, La
Habana quedó muy poco dañada por las guerras civiles
y las revoluciones, y actualmente sigue mostrándose en
gran parte tal y como se construyó hace más de cien
años. La ciudad presenta una atmósfera algo decadente;
siguen circulando por las calles los enormes automóviles
americanos de los años cincuenta y sesenta, mientras que
las capas de pintura y los revoques de los edificios se desconchan
sin cesar. La Habana cuenta con numerosos ejemplos de arquitectura
colonial española, muchos de los cuales se están
restaurando. Posee, además, una vida nocturna muy animada,
con cines, teatros históricos, cabarés, clubes nocturnos
y locales musicales que pueden llegar a agotar hasta al trasnochador
más curtido. Hay menos circulación y menos vida
comercial que en cualquier otra urbe latinoamericana con sus mismas
dimensiones. Pero desde el brillo áspero de La Habana Vieja
a las deterioradas zonas residenciales la exuberante afabilidad
de los habitantes resplandece por encima de todo.
Santiago de Cuba
Ciudad rival de La Habana en todo lo relativo a literatura, música
y política, Santiago de Cuba se considera la "cuna
de la revolución", a causa del papel fundamental que
desempeñó en el momento de derrocar al régimen
de Batista. A diferencia de otras poblaciones cubanas, posee un
notable aroma caribeño, debido a la influencia de los colonos
franceses y de los haitianos que se establecieron en ella durante
el siglo XIX. Su carácter distintivo se debe al aislamiento
respecto de La Habana, y su propia historia es tan animada como
la de la capital (el primer alcalde fue Hernán Cortés,
el conquistador de México).
Alberga los palacios y museos más antiguos de Cuba, como
la Casa de Diego Velázquez y el Museo Municipal Bacardí.
En la bahía de Santiago de Cuba muchas casas presentan
balcones con hermosas barandillas de hierro forjado, ventanas
de caprichosas formas y angostas escaleras exteriores. El Cementerio
de Santa Ifigenia es el lugar de reposo eterno de muchos revolucionarios
famosos, entre los cuales destaca José Martí.
Trinidad
Fundada en 1514, Trinidad fue un refugio apartado para contrabandistas
hasta finales del siglo XVIII. Éstos trajeron consigo esclavos
y oro desde Jamaica, colonia controlada por la corona británica;
pero la situación cambió a principios del siglo
XIX, cuando una revuelta de esclavos en Haití provocó
que los colonos franceses se refugiaran en Trinidad. La ciudad
prosperó hasta la crisis mundial de 1857 y poco a poco
el centro de la industria y el comercio del azúcar se trasladó
hacia Occidente. El legado de esta efímera riqueza producida
por el azúcar puede observarse en las torres de las iglesias
barrocas, en los suelos de mármol de Carrara, en las rejas
de hierro forjado y en las mansiones desvencijadas. Merece una
visita el Museo Histórico Municipal, el más importante
de la ciudad, y el Taller Alfarero, en el que se sigue trabajando
la cerámica según técnicas tradicionales.
Algunas de las playas más hermosas de Cuba se encuentran
justamente en las inmediaciones de Trinidad.
Provincia de Pinar del Río
Los naturalistas disfrutarán de la parte más occidental
del país. Dos reservas de la biosfera de la Unesco protegen
algunos de los paisajes más encantadores de la isla, que
incluyen zonas de la Cordillera de Guaniguanico, de 175 km de
longitud, un paraíso para los excursionistas. El lecho
de piedra caliza de la provincia aparece recortado en bellísimas
colinas, como las de Viñales ; en toda la región
existen grutas labradas por ríos subterráneos, en
algunos de los cuales se puede practicar submarinismo. Si se opta
por sumergirse en aguas saladas, María la Gorda posee algunos
de los escenarios submarinos más espléndidos del
Caribe.
Después de unos días de ejercicio, pueden aliviar
los músculos doloridos en San Diego de los Baños,
un centenario balneario español con aguas termales naturales.
Tras un relajante remojón, se puede degustar lo que constituye
el orgullo de la provincia: el tabaco más refinado de Cuba
cultivado justamente en Pinar del Río, con mucho amor y
cuidado.
Historia
Se cree que los primeros humanos que llegaron a Cuba procedentes
de América del Sur lo hicieron hacia el año 3500
a.C.; fueron pescadores y cazadores-recolectores. Más tarde
se sumaron los taino, que se dedicaban a la agricultura y constituían
una rama de los indios arawak. Cristóbal Colón avistó
Cuba el 27 de octubre de 1492, y hacia 1514, Diego Velázquez
de Cuéllar conquistó la isla para la corona española,
donde fundó siete asentamientos. Cuando el jefe taino Hatuey,
caudillo de la resistencia, fue condenado a morir en la hoguera,
rehusó el bautismo y proclamó que nunca querría
volver a ver a otro español, ni siquiera en el cielo.
La ganadería se convirtió muy pronto en el sostén
de la economía cubana. Pronto se establecieron grandes
haciendas bajo el sistema de la encomienda, en virtud del cual
se esclavizaba a los indígenas so pretexto de instruirles
y evangelizarles. En 1542, cuando se abolió este método,
sólo quedaban unos 5.000 indígenas (un siglo antes
se estimaba su población en unos 100.000). Para paliar
la falta de efectivos, los españoles importaron esclavos
africanos, que a diferencia de los enviados a Estados Unidos,
éstos se agruparon por afinidades tribales, y ciertos aspectos
de su cultura siguen vigentes.
En el siglo XVII otras potencias europeas comenzaron a desafiar
el predominio español en el Caribe: los ingleses tomaron
Jamaica en 1655, y Haití cayó en manos francesas
en 1697. Las tropas británicas invadieron La Habana en
junio de 1762 y la ocuparon durante once meses, durante los cuales
importaron más esclavos y extendieron ampliamente los enlaces
comerciales de la isla. En 1817 finalizó el prolongado
monopolio español sobre el tabaco, y se convirtió
rápidamente en uno de los productos más importantes
del país. El azúcar devino asimismo una industria
fundamental, sobre todo desde que se crearon nuevos mercados a
partir de 1783 tras la independencia estadounidense, y al producirse
en 1791 el triunfo de los esclavos en Haití, con lo que
quedaba eliminado el mayor competidor. Hacia 1820, Cuba se había
convertido en el mayor productor de azúcar del mundo.
Después de que el libertador Simón Bolívar,
condujera a México y a gran parte de América del
Sur hacia la independencia, las posesiones españolas en
el hemisferio occidental quedaron limitadas a Cuba y Puerto Rico.
Los leales a la corona huyeron de las antiguas colonias y se dirigieron
a la isla. Sin embargo, también ellos comenzaron reclamando
la autonomía del país, aunque bajo la bandera española.
En octubre de 1868, el terrateniente Carlos Manuel de Céspedes
dio inicio a la primera guerra de independencia de Cuba. Después
de diez años y 200.000 muertos, las fuerzas rebeldes quedaron
agotadas, y se firmó un pacto garantizando su amnistía.
Entretanto, un grupo de revolucionarios cubanos exilados en Estados
Unidos, organizados y promovidos por José Martí,
empezó a planear el derrocamiento del gobierno colonial
español. Martí, respetado periodista e importante
poeta, fue el autor de los Versos sencillos, que años después
serían popularizados por Joseíto Fernández
en la canción Guantanamera. Martí y su comandante
militar, el general Máximo Gómez, desembarcaron
en el este de la isla en 1895; pocos días más tarde,
el poeta, a quien se podía identificar fácilmente
sobre su caballo blanco, murió en combate. Su muerte le
convirtió en mártir y héroe nacional cubano.
Gómez y el líder rebelde Antonio Maceo avanzaron
hacia el oeste, arrasando todo a su paso. España acentuó
su represión, internó a civiles en campos de concentración
y mandó ejecutar públicamente a los simpatizantes
de la revolución. Tras la revuelta, la economía
cubana, basada en la agricultura, estaba arruinada, y los españoles
adoptaron un enfoque más conciliador, ofreciendo la autonomía
al país, pero el pueblo, descontento, rehusó aceptar
cualquier solución que no contemplara la plena independencia.
José Martí había advertido repetidamente
acerca del interés estadounidense por Cuba, y en 1898 se
pudo comprobar la validez de sus intuiciones. Después de
varios años leyendo en la prensa sensacionalista (y a menudo
falaz) relatos acerca de la segunda guerra de independencia de
Cuba, el público estadounidense se sentía fascinado
por la isla. Aunque la situación estaba en calma, el magnate
de la prensa William Randolph Hearst pidió a su ilustrador
que no regresara enseguida: "Tú me proporcionas las
fotos y yo proporcionaré la guerra". En enero de 1898,
el acorazado estadounidense Maine, anclado fuera del puerto de
La Habana, estalló de forma misteriosa. Todos sus oficiales,
salvo dos, se hallaban fuera del buque en aquel momento. La guerra
entre España y Estados Unidos había empezado.
España, debilitada por los conflictos que mantenía
en otros territorios, entró en guerra con dificultades,
intentando preservar su dignidad en el Caribe. Las tropas españolas
fueron derrotadas por el futuro presidente estadounidense Teddy
Roosevelt y sus voluntarios de caballería, los Rough Riders
en la batalla de la colina de San Juan, en Santiago de Cuba. Pero
Estados Unidos hizo prevalecer la superioridad de sus fuerzas,
y el 12 de diciembre de 1898 se firmó un tratado de paz
que ponía fin a la contienda. Los cubanos, incluyendo al
general Calixto García, cuyo ejército, mayoritariamente
de raza negra, había infligido docenas de derrotas a los
españoles, no fueron invitados.
Estados Unidos, atenazados por una ley que exigía que su
gobierno respetara la autodeterminación de Cuba, no pudieron
anexionarse completamente la isla, como sí habían
hecho con Puerto Rico, Guam y Filipinas. En lugar de ello, nombraron
a un gobernador, el general John Brooke, y comenzaron a realizar
una serie de proyectos de obras públicas, que incluía
la construcción de escuelas y la organización de
la salud pública. Los líderes de la gran potencia
conservaron el derecho legal de intervenir militarmente en los
asuntos internos de Cuba, y en 1903, Estados Unidos construyó
una base naval en la bahía de Guantánamo, la cual
sigue activa en la actualidad.
En la década de 1920, las compañías estadounidenses
poseían las dos terceras partes de las tierras de cultivo
de Cuba, e imponían tarifas que impedían el desarrollo
de las industrias manufactureras cubanas. Se institucionalizó
la discriminación contra los negros, y pronto floreció
el turismo basado en el consumo de alcohol, el juego y la prostitución.
Las penalidades de la Gran Depresión provocaron el descontento
civil, que fue violentamente reprimido por el presidente Gerardo
Machado y Morales. En 1933, fue derrocado por un golpe militar,
y el sargento del ejército Fulgencio Batista se hizo con
el poder. Durante los siguientes veinte años, Cuba se arruinó
y sus bienes pasaron progresivamente a manos extranjeras. En enero
de 1959, la dictadura de Batista fue derribada después
de una campaña guerrillera que duró tres años,
comandada por el joven abogado Fidel Castro. Batista abandonó
Cuba y marchó a República Dominicana, llevándose
consigo 40 millones de dólares pertenecientes a los fondos
gubernamentales.
Fidel Castro fue nombrado primer ministro y comenzó a reformar
la economía de la nación, recortando rentas y nacionalizando
más de 400 hectáreas de campos. Las relaciones con
Estados Unidos, que ya eran convulsas, se deterioraron cuando
Cuba nacionalizó las refinerías de petróleo
gestionadas por los estadounidenses. Los poderosos vecinos del
norte respondieron recortando las importaciones de azúcar
cubano y mutilando con ello la economía de la isla, mientras
que la CIA comenzó a tramar tortuosas estrategias para
derribar el gobierno revolucionario. Castro, desesperado ante
la falta de liquidez, buscó el apoyo de la Unión
Soviética, que inmediatamente pagó a precio de oro
el excedente de azúcar cubano.
En 1961, mil cuatrocientos expatriados cubanos entrenados por
la CIA, que apoyaban a Batista y que se habían refugiado
en Miami después de la revolución, atacaron la isla.
Fueron capturados inmediatamente y enviados de nuevo a Estados
Unidos a cambio de suministros médicos. Una semana más
tarde, Castro anunciaba la "naturaleza socialista" del
gobierno revolucionario, hecho que había negado hasta entonces.
La Unión soviética, ansiosa en todo momento por
ayudar a una nación marxista (en particular si estaba tan
bien situada estratégicamente) envió alimentos de
primera necesidad, soporte técnico y armas nucleares. Se
considera que el mundo nunca estuvo tan cerca del conflicto nuclear
como durante la Crisis de los Misiles de octubre de 1962.
Los misiles se embarcaron de regreso a la Unión Soviética,
y Estados Unidos declararon el embargo a Cuba. Fidel Castro y
su ministro de economía, Ernesto "Che" Guevara,
comenzaron a apoyar de forma activa a grupos guerrilleros de América
del Sur y de África, enviando tropas y expertos militares
para asesorar las rebeliones socialistas de Zaire, Angola, Mozambique,
Bolivia (donde el "Che" Guevara fue asesinado) y Etiopía.
La respuesta estadounidense fue el apoyo a los dictadores en muchos
de estos países. En la década de 1970, Cuba empezó
a limitar el envío de médicos y técnicos
al extranjero a causa de los numerosos problemas que sufrían
en la isla. A pesar de la masiva ayuda soviética, la economía
cubana estaba en ruina, y los apuros llegaron a su punto más
delicado en 1989, cuando Rusia retiró su ayuda al derrumbarse
la Europa del Este.
En diciembre de 1991 se aplicaron enmiendas a la Constitución
cubana a fin de eliminar todas las referencias al marxismo-leninismo,
y comenzó la reforma económica. En 1993 se aprobaron
leyes que permitían poseer y utilizar dólares estadounidenses,
trabajar como autónomos y abrir establecimientos de comercio.
En 1994 se introdujo un sistema de conversión del peso
cubano en dólar, y en septiembre de 1996 se permitió
que compañías extranjeras dispusieran de sus propios
negocios y los gestionaran con el fin de adquirir bienes raíces.
Estas medidas impidieron gradualmente que la economía se
viera arrastrada por la caída postsoviética. Estados
Unidos respondió endureciendo el embargo en virtud de la
Ley Helms-Burton, con lo que irónicamente consolidó
la posición de Castro.
Durante mucho tiempo se ha criticado al gobierno cubano por no
respetar los derechos humanos; al menos 500 personas son "prisioneros
de conciencia" por criticar a Castro o por intentar organizar
una oposición política. Cuando el papa Juan Pablo
II visitó la isla en enero de 1998 condenó tanto
la mano dura del gobierno cubano como el embargo de Estados Unidos.
Cada año, cientos de ciudadanos desafían las aguas
infestadas de tiburones que separan Cuba de Florida, con la esperanza
de obtener la ciudadanía estadounidense y el soporte de
la acaudalada comunidad cubana que se encuentra exilada en Miami.
En noviembre de 1999, el niño Elián González,
de seis años, cuya madre murió durante la travesía,
logró llegar a Miami. Este hecho provocó una inusual
batalla por la custodia entre el tío abuelo del niño,
un exilado cubano que vivía en Estados Unidos, y el padre
de Elián, un miembro del Partido Comunista que quería
que su hijo regresara a Cuba. Sorprendentemente, las autoridades
estadounidenses establecieron que Elián debía regresar
con su padre.
Por otra parte, existen bastantes posibilidades de que el Congreso
de Estados Unidos apoye proyectos de ley que permitirían
relajar el embargo, particularmente en lo relativo a alimentos
y medicinas, así como en las restricciones de viajes entre
ambos países. Pero las tensiones siempre están a
la orden del día, como en mayo de 2002, cuando EE UU acusó
a Fidel Castro de producir armas biológicas, e incluyó
Cuba en su lista de los países más peligrosos del
mundo. Mientras, la Unión Europea ha puesto una sanción
por violar los derechos humanos, y países como México
y Uruguay han suspendido sus relaciones diplomáticas con
la isla.
Cultura
Los esclavos africanos trajeron consigo los ritmos y las danzas
rituales a Cuba, donde se mezclaron con las guitarras y melodías
españolas y luego se extendieron y evolucionaron por toda
América (Estados Unidos se apropió en la década
de 1920 de la rumba que, al fusionarse con las secciones de metal
y de percusión del jazz, dieron lugar al sonido de las
big bands). La conga la desarrollaron los esclavos que avanzaban
encadenados con grilletes, mientras que gran parte de la danza
contemporánea cubana presenta importantes similitudes con
la religión afrocubana, la santería. En la actualidad
la música más popular en Cuba es el son, que se
originó en las colinas de la provincia de Oriente antes
de iniciarse el siglo XX e incorpora instrumentos como la guitarra,
el tres (un pequeño instrumento de cuerda cubano), el contrabajo,
los bongos, las claves y las maracas. El mambo, el bolero, la
salsa y el chachachá derivan asimismo de esta melodía.
Los exponentes más famosos de la música cubana fueron
Pérez Prado y Benny Moré, pero sigue evolucionando
y hoy en día cuenta con numerosos artistas que siguen cultivando
música de calidad.
La figura literaria más célebre del país
es José Martí, cuya vida, ideario y muerte como
mártir le confieren categoría de héroe nacional.
Entre otros grandes literatos cabe citar a Cirilo Villaverde y
de la Paz (1812-1894), Alejo Carpentier (1904-1980), Nicolás
Guillén (1902-1989) y Guillermo Cabrera Infante (1929).
Entre los realizadores cinematográficos cubanos es preciso
hablar de Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996), cuya
película Fresa y chocolate fue elogiada unánimamente,
y de Humberto Solás, cuyos trabajos también han
obtenido una importante acogida internacional.
Los pintores Wifredo Lam (1902-1982) y Mariano Rodríguez
(1912-1990) se encuentran entre los más relevantes que
ha dado el país; Manuel Mendive (1944) es el pintor más
destacado de la actualidad.
Después de la revolución, las artes recibieron un
activo apoyo por parte del gobierno: se fundaron muchos teatros,
museos y escuelas de arte, se garantizó un salario a los
músicos y se estableció una industria cinematográfica
nacional. El gobierno ha pretendido contrarrestar la influencia
de la cultura de masas estadounidense subvencionando a grupos
culturales y a compañías teatrales de tendencia
afrocubana.
Históricamente, el catolicismo ha sido la religión
dominante en Cuba, y sigue siéndolo, puesto que al menos
el 40 por ciento de los habitantes se declara de esa religión,
y cerca del 4 por ciento son protestantes. La vaguedad institucional
con relación a la santería, una religión
afrocubana, oculta el hecho de que una mayoría de ciudadanos
está afiliada a su fusión religiosa afrocatólica
en mayor o menor medida, y el número de practicantes ha
aumentado desde que el gobierno puso fin a su ateísmo oficial
en 1992. Fieles a su cultura de mestizaje, los cubanos han injertado
el catolicismo sobre las religiones africanas que trajeron consigo
los esclavos; de ello resulta la existencia de dioses equivalentes
para la mayor parte de santos católicos. Cuando el papa
Juan Pablo II coronó a Nuestra Señora de la Caridad
del Cobre, patrona de Cuba, los devotos de la santería
lo celebraron como un triunfo propio, pues identificaban esta
virgen con Ochun, su diosa del amor y de la abundancia.
La cocina
La cocina cubana es una mezcla de técnicas españolas
y africanas con los productos locales. Platos como moros y cristianos
(frijoles negros y arroz) y el arroz con pollo y picadillo (carne
picada con arroz) son muy comunes, así como las sopas a
base de plátanos, garbanzos y frijoles. Sin embargo, existe
escasez de alimentos en la isla, y comer fuera puede conllevar
largas esperas en los restaurantes estatales o en los comedores
de los hoteles. La cerveza cubana es excelente, y los cócteles
son famosos.
Como desplazarse
Cubana de Aviación posee una extensa red aérea interior
que comunica entre sí todos los centros regionales; los
vuelos no son caros, pero los precios tienen tendencia a subir.
Se efectúan en pequeños aviones de hélices,
y son un 25 por ciento más baratos si se contratan en combinación
con un billete internacional.
La compañía Astro (Asociaciones de Transportes por
Omnibus) realiza el servicio de autobuses en Cuba, con enlaces
hacia todas las capitales de provincia y hacia muchas poblaciones
alejadas, una o dos veces al día. Los turistas extranjeros
gozan en la actualidad de cierta prioridad en estos vehículos,
puesto que muchos disponen de cuatro asientos que se pagan en
dólares. La compañía Viazul exige que los
pasajeros paguen en moneda estadounidense. Los camiones particulares
acaparan gran parte del transporte de pasajeros, especialmente
en el este del país.
El sistema ferroviario se ha deteriorado rápidamente en
los últimos años. Aunque sigue habiendo algunas
rutas baratas y confortables, particularmente entre ciudades importantes,
el autobús es actualmente el mejor medio para viajar. Cuba
posee el sistema viario más extenso de América Latina,
y alquilar un coche es, sin duda, la manera más fácil,
aunque no la más barata, de visitar el país. Muchos
cubanos practican el autostop para viajar, actividad conocida
en la isla como "pedir botella", en referencia al gesto
de la mano. Los vehículos gubernamentales deben, por ley,
recoger a los autostopistas si disponen de asientos libres. En
las salidas de las ciudades y en los cruces más importantes
a menudo se apostan funcionarios vestidos de amarillo provistos
de pizarras con el fin de organizar las salidas de los cubanos
que desean viajar.