Introduccion

A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, el sol sigue brillando en Cuba, la isla caribeña más extensa y menos explotada por el turismo, así como uno de los últimos baluartes del comunismo en el mundo. El relativo aislamiento político ha evitado la entrada masiva de turistas, y los cubanos son verdaderamente amables con los recién llegados; incluso los viajeros estadounidenses gozan de una calurosa acogida. La Ley Helms-Burton ha permitido que Cuba encuentre gradualmente su propio lugar en el mundo postsoviético, sin acusar el repentino choque desestabilizador del turismo consumista. La desaparición de las barreras impuestas por los estadounidenses en relación a viajes e intercambios comerciales parece ser sólo cuestión de tiempo. Sin lugar a dudas, cuando se reanuden los vuelos desde Miami acudirán millones de turistas. Evidentemente, ahora es el momento idóneo para visitar la isla.
Cuba es un país bastante tranquilo, incluso en sus grandes ciudades, donde los momentos más delirantes se producen al ritmo de un entusiasta chachachá, y el sonido más estrepitoso es el que emiten los viejos y enormes automóviles americanos al resoplar por las calles. Si esta tranquilidad no es suficiente, el interior de Cuba y sus playas constituyen destinos muy apacibles, idóneos para excursionistas, bañistas, espeleólogos o para quien guste fumarse un espléndido cigarro habano bajo una palmera.
Cuba está situada en el archipiélago de las Antillas. La Habana se encuentra tan sólo a 170 km de Key West, en Florida, y la provincia de Pinar del Río a 210 km de la península de Yucatán, en México. Otros vecinos cercanos son Jamaica, las Bahamas y Haití (a 77 km a través del paso de Windward). La isla principal de Cuba ocupa por sus dimensiones el decimoquinto lugar del mundo, pues mide 104.945 km² de superficie (1.250 km de longitud y 191 km de amplitud, en sus puntos máximos). El país contiene asimismo la isla de la Juventud (220 km²) así como más de 4.200 cayos coralinos e islotes, muchos de los cuales están deshabitados.
Gran parte del territorio está constituido por tierras bajas y fértiles, donde pasta el ganado y donde crecen la caña de azúcar, el café y el tabaco. Las sierras montañosas oriental, central y occidental cubren un 25 por ciento del territorio, y la cumbre de la isla es el Pico Turquino (1.972 m). El curso fluvial más largo es el río Cauto (343 km), que no es navegable, ni siquiera para barcos de pequeñas dimensiones. La región oriental de la isla se encuentra en una falla, y por ello ocasionalmente se producen movimientos telúricos de baja intensidad en esta zona.
Hay más de 6.000 especies de plantas, la mitad de las cuales aproximadamente son endémicas. La omnipresente palmera real (Reistonea regia) está representada en el escudo del país; se considera que hay 20 millones de palmeras en la isla. El resto de la flora cubana incluye la rara y prehistórica palmera del corcho (Microcycas calocoma), un superviviente del período cretáceo; el jagüey, una higuera con raíces aéreas; la palma barrigona; la ceiba, el árbol sagrado del capoc (un tipo de algodón); y la mariposa, una especie de jazmín blanco, la flor nacional. Gran parte de la costa sur posee manglares pantanosos que albergan varias especies de peces y aves, mientras que el litoral septentrional está mayoritariamente constituido por costas accidentadas.
La fauna terrestre está integrada sobre todo por reptiles (cocodrilos, iguanas, lagartos, salamandras, tortugas y 15 especies de serpientes no venenosas). El mamífero terrestre de mayor tamaño es el jutía (Capromys), un arborícola que crece hasta unos 60 cm de longitud. Allí vive el pájaro más pequeño del mundo, el zunzuncito (Mellisuga helenae), apenas mayor que un saltamontes, y de tan sólo dos gramos de peso. El ave nacional es el tocororo (Priotelus temnuros), debido a su plumaje rojo, blanco y azul, los colores de la bandera cubana.
No hay grandes diferencias de temperatura entre las estaciones, puesto que el agradable clima subtropical de Cuba se ve acentuado por los dulces vientos del noreste. El húmedo verano se extiende entre mayo y octubre, y la estación seca, el invierno, entre noviembre y abril. La temperatura media alcanza los 27 ºC en julio y agosto, y los 22 ºC en febrero. Durante todo el año se registra una humedad media del 80 por ciento, aunque en verano este porcentaje suele ser más elevado.

Nombre oficial: República de Cuba
Superficie: 110.860 km²
Población: 11.000.000 hab
Capital: La Habana (2.200.000 hab)
Nacionalidades y etnias: blancos 60%, mestizos 22%, negros 11%, chinos 1%
Idioma: español
Religión: católicos 47%, protestantes 4%, practicantes de los diferentes ritos afrocubanos 2% (muchos se consideran católicos)
Régimen político: República socialista
Jefe de Estado: Fidel Castro

PIB: 20.000 millones de dólares
PIB per cápita: 2.000 dólares
Crecimiento anual: 2,5%
Principales recursos económicos: azúcar, minerales, tabaco, agricultura, medicina y turismo
Principales socios comerciales: Europa del Este, Latinoamérica, Rusia, China, Irán y Corea del Norte

Visados: todos los visitantes precisan de un visado cubano o de una tarjeta turística, disponible en agencias de viaje, tour operadores o en cualquier consulado cubano, para una estancia de un mes. Estados Unidos prohíbe oficialmente a sus ciudadanos viajar a Cuba, salvo obtención de una licencia especial; aunque las restricciones cada vez son más laxas.
Condiciones sanitarias: es un país bastante seguro. La hepatitis A es un problema común entre los viajeros que beben agua del grifo en zonas con pocas medidas de higiene.
Hora local: GMT-5
Electricidad: 110-220 V, tres fases 60 Hz
Pesos y medidas: sistema métrico

Todas las épocas son buenas para visitar Cuba. La estación cálida y lluviosa se extiende de mayo a octubre; pero es el invierno (de diciembre a abril) la temporada alta para el turismo en Cuba, cuando llegan los aviones repletos de canadienses y europeos en busca del sol tropical. Los cubanos suelen efectuar sus vacaciones en julio y agosto, por lo que las playas están mucho más concurridas en estas fechas. En Navidad y Semana Santa, así como en los días próximos al 26 de julio, fecha del aniversario de la revolución, también suelen ser muy frecuentadas.
Durante el Carnaval de La Habana, a lo largo del mes de julio, se organizan desfiles frente al Capitolio o a lo largo del Malecón las tardes del viernes, sábado y domingo. Las Jornadas de la Cultura Camagüeyana coinciden con la primera quincena de febrero, y el Festival Internacional de Jazz de La Habana tiene lugar cada dos años, también en febrero. En abril tiene lugar en Baracoa la Semana de la Cultura, y en Varadero el Festival de Música Electroacústica. Durante la primera semana de mayo se celebra la Romería de Mayo en Holguín, y a finales de junio, Trinidad acoge las Fiestas Sanjuaneras. En Santiago de Cuba el Carnaval tiene lugar a lo largo de las dos últimas semanas de julio y la primera de agosto, coincidiendo con las vacaciones del 26 de julio. Esta fiesta pasó a celebrarse en el mes de julio a partir de 1959, a raíz del final de la zafra azucarera. Durante estos diez días, el tambor es el rey de la fiesta. El Festival de Cultura Caribeña se convoca bien en junio bien en julio; en octubre se puede asistir durante diez días a los actos del Festival de Música Contemporánea de La Habana, y a finales de noviembre se organiza en Trinidad la Semana de la Cultura Trinitaria. El Festival Internacional de Cine Latinoamericano tiene lugar en La Habana en diciembre.
Días festivos
1 de enero: Día de la Liberación
1 de mayo: Día del Trabajo
25-27 de julio: Celebración de la Rebelión Nacional
10 de octubre: Día de la Cultura Cubana
Cabe señalar que el día de Navidad se considera festivo desde que el papa Juan Pablo II visitó la isla en 1997.
Moneda
peso cubano

Comida

• Presupuesto bajo: entre 105 y 210 pesos
• Presupuesto medio: entre 210 y 315 pesos
• Presupuesto alto: a partir de 315 pesos


Alojamiento

• Presupuesto bajo: entre 315 y 525 pesos
• Presupuesto medio: entre 525 y 1260 pesos
• Presupuesto alto: a partir de 1260 pesos

Presupuesto

Los dólares y los "pesos convertibles" (que en Cuba son equivalentes a la moneda estadounidense pero que carecen de valor en el resto del mundo) constituyen la única moneda más aceptada en los hoteles y restaurantes estatales o con licencia privada, en los autobuses, trenes, compañías aéreas y en la mayor parte de las empresas orientadas al turismo. La moneda nacional, el peso cubano, puede canjearse en las tiendas de venta libre, en las cafeterías y en las paradas callejeras, en los cines y en muchos de los comercios alejados de los destinos más turísticos. En las oficinas que la agencia Candeca posee en toda la isla se pueden cambiar divisas tarifadas de forma muy razonable. Si las tarjetas de crédito no han sido expedidas por una entidad bancaria estadounidense, el viajero podrá utilizarlas sin mayor problema.
Teniendo en cuenta que se trata de un destino del Caribe, Cuba sigue siendo razonablemente accesible, aunque no barata. Una habitación doble en un complejo hotelero de categoría media junto al mar puede costar de 50 dólares a 100 dólares, todo incluido. Una comida en un restaurante estatal puede suponer 10-15 dólares, mientras que una cena para una persona en un paladar (restaurante privado donde sólo se acepta moneda estadounidense) puede ascender a 7 dólares. Las tarifas de autobús o de tren para unos 160 km cuestan unos 4 dólares, y el alquiler de un coche puede dispararse hasta 100 dólares diarios, más que en la vecina Florida.
Los cubanos que trabajan en la industria turística confían en las propinas. El personal de un museo que ofrezca una visita completa, los guardianes de los hoteles que vigilan los coches de alquiler por la noche, los conductores de autobús serviciales, los camareros atentos o cualquier trabajador que se esmera más allá de sus obligaciones, son merecedores de un dólar de propina.
En los paladares a veces se añade a la cuenta entre el 10 y el 20 por ciento en concepto de "impuesto" o "servicio". Si existe la sospecha de que se esté incurriendo en estafa, es conveniente pedir un ejemplar de la cuenta y estudiarla detenidamente. Todos los establecimientos privados sufren una dura política fiscal con la finalidad de desalentar su competencia con las entidades estatales y, desde luego, los costos adicionales de esta medida recaen en el visitante. Debe evitarse recurrir a los jineteros, aquellos guías ocasionales que ofrecen sus servicios al turista para acercarle a un hotel o a un restaurante, pues ello supone un aumento de 5 dólares añadidos a la cuenta.
Es preciso abstenerse de ofrecer dinero u objetos varios a los niños o a los mendigos en la calle. Los cubanos tienen prohibido mendigar a los turistas, y muchos lugares están vigilados por policías ataviados de paisano. Puede resultar gratificante repartir fruslerías a gente que parece estar necesitada, pero dichas personas pueden llegar a ser interrogadas tan pronto como el viajero desaparece del lugar, y éste podría ser responsable del encarcelamiento de algún lugareño.


Que ver
La Habana

Es la mayor ciudad del Caribe, así como el centro de todo lo que representa Cuba. A pesar de su turbulenta historia, La Habana quedó muy poco dañada por las guerras civiles y las revoluciones, y actualmente sigue mostrándose en gran parte tal y como se construyó hace más de cien años. La ciudad presenta una atmósfera algo decadente; siguen circulando por las calles los enormes automóviles americanos de los años cincuenta y sesenta, mientras que las capas de pintura y los revoques de los edificios se desconchan sin cesar. La Habana cuenta con numerosos ejemplos de arquitectura colonial española, muchos de los cuales se están restaurando. Posee, además, una vida nocturna muy animada, con cines, teatros históricos, cabarés, clubes nocturnos y locales musicales que pueden llegar a agotar hasta al trasnochador más curtido. Hay menos circulación y menos vida comercial que en cualquier otra urbe latinoamericana con sus mismas dimensiones. Pero desde el brillo áspero de La Habana Vieja a las deterioradas zonas residenciales la exuberante afabilidad de los habitantes resplandece por encima de todo.
Santiago de Cuba
Ciudad rival de La Habana en todo lo relativo a literatura, música y política, Santiago de Cuba se considera la "cuna de la revolución", a causa del papel fundamental que desempeñó en el momento de derrocar al régimen de Batista. A diferencia de otras poblaciones cubanas, posee un notable aroma caribeño, debido a la influencia de los colonos franceses y de los haitianos que se establecieron en ella durante el siglo XIX. Su carácter distintivo se debe al aislamiento respecto de La Habana, y su propia historia es tan animada como la de la capital (el primer alcalde fue Hernán Cortés, el conquistador de México).
Alberga los palacios y museos más antiguos de Cuba, como la Casa de Diego Velázquez y el Museo Municipal Bacardí. En la bahía de Santiago de Cuba muchas casas presentan balcones con hermosas barandillas de hierro forjado, ventanas de caprichosas formas y angostas escaleras exteriores. El Cementerio de Santa Ifigenia es el lugar de reposo eterno de muchos revolucionarios famosos, entre los cuales destaca José Martí.
Trinidad
Fundada en 1514, Trinidad fue un refugio apartado para contrabandistas hasta finales del siglo XVIII. Éstos trajeron consigo esclavos y oro desde Jamaica, colonia controlada por la corona británica; pero la situación cambió a principios del siglo XIX, cuando una revuelta de esclavos en Haití provocó que los colonos franceses se refugiaran en Trinidad. La ciudad prosperó hasta la crisis mundial de 1857 y poco a poco el centro de la industria y el comercio del azúcar se trasladó hacia Occidente. El legado de esta efímera riqueza producida por el azúcar puede observarse en las torres de las iglesias barrocas, en los suelos de mármol de Carrara, en las rejas de hierro forjado y en las mansiones desvencijadas. Merece una visita el Museo Histórico Municipal, el más importante de la ciudad, y el Taller Alfarero, en el que se sigue trabajando la cerámica según técnicas tradicionales. Algunas de las playas más hermosas de Cuba se encuentran justamente en las inmediaciones de Trinidad.
Provincia de Pinar del Río
Los naturalistas disfrutarán de la parte más occidental del país. Dos reservas de la biosfera de la Unesco protegen algunos de los paisajes más encantadores de la isla, que incluyen zonas de la Cordillera de Guaniguanico, de 175 km de longitud, un paraíso para los excursionistas. El lecho de piedra caliza de la provincia aparece recortado en bellísimas colinas, como las de Viñales ; en toda la región existen grutas labradas por ríos subterráneos, en algunos de los cuales se puede practicar submarinismo. Si se opta por sumergirse en aguas saladas, María la Gorda posee algunos de los escenarios submarinos más espléndidos del Caribe.
Después de unos días de ejercicio, pueden aliviar los músculos doloridos en San Diego de los Baños, un centenario balneario español con aguas termales naturales. Tras un relajante remojón, se puede degustar lo que constituye el orgullo de la provincia: el tabaco más refinado de Cuba cultivado justamente en Pinar del Río, con mucho amor y cuidado.

Historia
Se cree que los primeros humanos que llegaron a Cuba procedentes de América del Sur lo hicieron hacia el año 3500 a.C.; fueron pescadores y cazadores-recolectores. Más tarde se sumaron los taino, que se dedicaban a la agricultura y constituían una rama de los indios arawak. Cristóbal Colón avistó Cuba el 27 de octubre de 1492, y hacia 1514, Diego Velázquez de Cuéllar conquistó la isla para la corona española, donde fundó siete asentamientos. Cuando el jefe taino Hatuey, caudillo de la resistencia, fue condenado a morir en la hoguera, rehusó el bautismo y proclamó que nunca querría volver a ver a otro español, ni siquiera en el cielo.
La ganadería se convirtió muy pronto en el sostén de la economía cubana. Pronto se establecieron grandes haciendas bajo el sistema de la encomienda, en virtud del cual se esclavizaba a los indígenas so pretexto de instruirles y evangelizarles. En 1542, cuando se abolió este método, sólo quedaban unos 5.000 indígenas (un siglo antes se estimaba su población en unos 100.000). Para paliar la falta de efectivos, los españoles importaron esclavos africanos, que a diferencia de los enviados a Estados Unidos, éstos se agruparon por afinidades tribales, y ciertos aspectos de su cultura siguen vigentes.
En el siglo XVII otras potencias europeas comenzaron a desafiar el predominio español en el Caribe: los ingleses tomaron Jamaica en 1655, y Haití cayó en manos francesas en 1697. Las tropas británicas invadieron La Habana en junio de 1762 y la ocuparon durante once meses, durante los cuales importaron más esclavos y extendieron ampliamente los enlaces comerciales de la isla. En 1817 finalizó el prolongado monopolio español sobre el tabaco, y se convirtió rápidamente en uno de los productos más importantes del país. El azúcar devino asimismo una industria fundamental, sobre todo desde que se crearon nuevos mercados a partir de 1783 tras la independencia estadounidense, y al producirse en 1791 el triunfo de los esclavos en Haití, con lo que quedaba eliminado el mayor competidor. Hacia 1820, Cuba se había convertido en el mayor productor de azúcar del mundo.
Después de que el libertador Simón Bolívar, condujera a México y a gran parte de América del Sur hacia la independencia, las posesiones españolas en el hemisferio occidental quedaron limitadas a Cuba y Puerto Rico. Los leales a la corona huyeron de las antiguas colonias y se dirigieron a la isla. Sin embargo, también ellos comenzaron reclamando la autonomía del país, aunque bajo la bandera española.
En octubre de 1868, el terrateniente Carlos Manuel de Céspedes dio inicio a la primera guerra de independencia de Cuba. Después de diez años y 200.000 muertos, las fuerzas rebeldes quedaron agotadas, y se firmó un pacto garantizando su amnistía. Entretanto, un grupo de revolucionarios cubanos exilados en Estados Unidos, organizados y promovidos por José Martí, empezó a planear el derrocamiento del gobierno colonial español. Martí, respetado periodista e importante poeta, fue el autor de los Versos sencillos, que años después serían popularizados por Joseíto Fernández en la canción Guantanamera. Martí y su comandante militar, el general Máximo Gómez, desembarcaron en el este de la isla en 1895; pocos días más tarde, el poeta, a quien se podía identificar fácilmente sobre su caballo blanco, murió en combate. Su muerte le convirtió en mártir y héroe nacional cubano.
Gómez y el líder rebelde Antonio Maceo avanzaron hacia el oeste, arrasando todo a su paso. España acentuó su represión, internó a civiles en campos de concentración y mandó ejecutar públicamente a los simpatizantes de la revolución. Tras la revuelta, la economía cubana, basada en la agricultura, estaba arruinada, y los españoles adoptaron un enfoque más conciliador, ofreciendo la autonomía al país, pero el pueblo, descontento, rehusó aceptar cualquier solución que no contemplara la plena independencia.
José Martí había advertido repetidamente acerca del interés estadounidense por Cuba, y en 1898 se pudo comprobar la validez de sus intuiciones. Después de varios años leyendo en la prensa sensacionalista (y a menudo falaz) relatos acerca de la segunda guerra de independencia de Cuba, el público estadounidense se sentía fascinado por la isla. Aunque la situación estaba en calma, el magnate de la prensa William Randolph Hearst pidió a su ilustrador que no regresara enseguida: "Tú me proporcionas las fotos y yo proporcionaré la guerra". En enero de 1898, el acorazado estadounidense Maine, anclado fuera del puerto de La Habana, estalló de forma misteriosa. Todos sus oficiales, salvo dos, se hallaban fuera del buque en aquel momento. La guerra entre España y Estados Unidos había empezado.
España, debilitada por los conflictos que mantenía en otros territorios, entró en guerra con dificultades, intentando preservar su dignidad en el Caribe. Las tropas españolas fueron derrotadas por el futuro presidente estadounidense Teddy Roosevelt y sus voluntarios de caballería, los Rough Riders en la batalla de la colina de San Juan, en Santiago de Cuba. Pero Estados Unidos hizo prevalecer la superioridad de sus fuerzas, y el 12 de diciembre de 1898 se firmó un tratado de paz que ponía fin a la contienda. Los cubanos, incluyendo al general Calixto García, cuyo ejército, mayoritariamente de raza negra, había infligido docenas de derrotas a los españoles, no fueron invitados.
Estados Unidos, atenazados por una ley que exigía que su gobierno respetara la autodeterminación de Cuba, no pudieron anexionarse completamente la isla, como sí habían hecho con Puerto Rico, Guam y Filipinas. En lugar de ello, nombraron a un gobernador, el general John Brooke, y comenzaron a realizar una serie de proyectos de obras públicas, que incluía la construcción de escuelas y la organización de la salud pública. Los líderes de la gran potencia conservaron el derecho legal de intervenir militarmente en los asuntos internos de Cuba, y en 1903, Estados Unidos construyó una base naval en la bahía de Guantánamo, la cual sigue activa en la actualidad.
En la década de 1920, las compañías estadounidenses poseían las dos terceras partes de las tierras de cultivo de Cuba, e imponían tarifas que impedían el desarrollo de las industrias manufactureras cubanas. Se institucionalizó la discriminación contra los negros, y pronto floreció el turismo basado en el consumo de alcohol, el juego y la prostitución. Las penalidades de la Gran Depresión provocaron el descontento civil, que fue violentamente reprimido por el presidente Gerardo Machado y Morales. En 1933, fue derrocado por un golpe militar, y el sargento del ejército Fulgencio Batista se hizo con el poder. Durante los siguientes veinte años, Cuba se arruinó y sus bienes pasaron progresivamente a manos extranjeras. En enero de 1959, la dictadura de Batista fue derribada después de una campaña guerrillera que duró tres años, comandada por el joven abogado Fidel Castro. Batista abandonó Cuba y marchó a República Dominicana, llevándose consigo 40 millones de dólares pertenecientes a los fondos gubernamentales.
Fidel Castro fue nombrado primer ministro y comenzó a reformar la economía de la nación, recortando rentas y nacionalizando más de 400 hectáreas de campos. Las relaciones con Estados Unidos, que ya eran convulsas, se deterioraron cuando Cuba nacionalizó las refinerías de petróleo gestionadas por los estadounidenses. Los poderosos vecinos del norte respondieron recortando las importaciones de azúcar cubano y mutilando con ello la economía de la isla, mientras que la CIA comenzó a tramar tortuosas estrategias para derribar el gobierno revolucionario. Castro, desesperado ante la falta de liquidez, buscó el apoyo de la Unión Soviética, que inmediatamente pagó a precio de oro el excedente de azúcar cubano.
En 1961, mil cuatrocientos expatriados cubanos entrenados por la CIA, que apoyaban a Batista y que se habían refugiado en Miami después de la revolución, atacaron la isla. Fueron capturados inmediatamente y enviados de nuevo a Estados Unidos a cambio de suministros médicos. Una semana más tarde, Castro anunciaba la "naturaleza socialista" del gobierno revolucionario, hecho que había negado hasta entonces. La Unión soviética, ansiosa en todo momento por ayudar a una nación marxista (en particular si estaba tan bien situada estratégicamente) envió alimentos de primera necesidad, soporte técnico y armas nucleares. Se considera que el mundo nunca estuvo tan cerca del conflicto nuclear como durante la Crisis de los Misiles de octubre de 1962.
Los misiles se embarcaron de regreso a la Unión Soviética, y Estados Unidos declararon el embargo a Cuba. Fidel Castro y su ministro de economía, Ernesto "Che" Guevara, comenzaron a apoyar de forma activa a grupos guerrilleros de América del Sur y de África, enviando tropas y expertos militares para asesorar las rebeliones socialistas de Zaire, Angola, Mozambique, Bolivia (donde el "Che" Guevara fue asesinado) y Etiopía. La respuesta estadounidense fue el apoyo a los dictadores en muchos de estos países. En la década de 1970, Cuba empezó a limitar el envío de médicos y técnicos al extranjero a causa de los numerosos problemas que sufrían en la isla. A pesar de la masiva ayuda soviética, la economía cubana estaba en ruina, y los apuros llegaron a su punto más delicado en 1989, cuando Rusia retiró su ayuda al derrumbarse la Europa del Este.
En diciembre de 1991 se aplicaron enmiendas a la Constitución cubana a fin de eliminar todas las referencias al marxismo-leninismo, y comenzó la reforma económica. En 1993 se aprobaron leyes que permitían poseer y utilizar dólares estadounidenses, trabajar como autónomos y abrir establecimientos de comercio. En 1994 se introdujo un sistema de conversión del peso cubano en dólar, y en septiembre de 1996 se permitió que compañías extranjeras dispusieran de sus propios negocios y los gestionaran con el fin de adquirir bienes raíces. Estas medidas impidieron gradualmente que la economía se viera arrastrada por la caída postsoviética. Estados Unidos respondió endureciendo el embargo en virtud de la Ley Helms-Burton, con lo que irónicamente consolidó la posición de Castro.
Durante mucho tiempo se ha criticado al gobierno cubano por no respetar los derechos humanos; al menos 500 personas son "prisioneros de conciencia" por criticar a Castro o por intentar organizar una oposición política. Cuando el papa Juan Pablo II visitó la isla en enero de 1998 condenó tanto la mano dura del gobierno cubano como el embargo de Estados Unidos. Cada año, cientos de ciudadanos desafían las aguas infestadas de tiburones que separan Cuba de Florida, con la esperanza de obtener la ciudadanía estadounidense y el soporte de la acaudalada comunidad cubana que se encuentra exilada en Miami.
En noviembre de 1999, el niño Elián González, de seis años, cuya madre murió durante la travesía, logró llegar a Miami. Este hecho provocó una inusual batalla por la custodia entre el tío abuelo del niño, un exilado cubano que vivía en Estados Unidos, y el padre de Elián, un miembro del Partido Comunista que quería que su hijo regresara a Cuba. Sorprendentemente, las autoridades estadounidenses establecieron que Elián debía regresar con su padre.
Por otra parte, existen bastantes posibilidades de que el Congreso de Estados Unidos apoye proyectos de ley que permitirían relajar el embargo, particularmente en lo relativo a alimentos y medicinas, así como en las restricciones de viajes entre ambos países. Pero las tensiones siempre están a la orden del día, como en mayo de 2002, cuando EE UU acusó a Fidel Castro de producir armas biológicas, e incluyó Cuba en su lista de los países más peligrosos del mundo. Mientras, la Unión Europea ha puesto una sanción por violar los derechos humanos, y países como México y Uruguay han suspendido sus relaciones diplomáticas con la isla.


Cultura
Los esclavos africanos trajeron consigo los ritmos y las danzas rituales a Cuba, donde se mezclaron con las guitarras y melodías españolas y luego se extendieron y evolucionaron por toda América (Estados Unidos se apropió en la década de 1920 de la rumba que, al fusionarse con las secciones de metal y de percusión del jazz, dieron lugar al sonido de las big bands). La conga la desarrollaron los esclavos que avanzaban encadenados con grilletes, mientras que gran parte de la danza contemporánea cubana presenta importantes similitudes con la religión afrocubana, la santería. En la actualidad la música más popular en Cuba es el son, que se originó en las colinas de la provincia de Oriente antes de iniciarse el siglo XX e incorpora instrumentos como la guitarra, el tres (un pequeño instrumento de cuerda cubano), el contrabajo, los bongos, las claves y las maracas. El mambo, el bolero, la salsa y el chachachá derivan asimismo de esta melodía. Los exponentes más famosos de la música cubana fueron Pérez Prado y Benny Moré, pero sigue evolucionando y hoy en día cuenta con numerosos artistas que siguen cultivando música de calidad.
La figura literaria más célebre del país es José Martí, cuya vida, ideario y muerte como mártir le confieren categoría de héroe nacional. Entre otros grandes literatos cabe citar a Cirilo Villaverde y de la Paz (1812-1894), Alejo Carpentier (1904-1980), Nicolás Guillén (1902-1989) y Guillermo Cabrera Infante (1929).
Entre los realizadores cinematográficos cubanos es preciso hablar de Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996), cuya película Fresa y chocolate fue elogiada unánimamente, y de Humberto Solás, cuyos trabajos también han obtenido una importante acogida internacional.
Los pintores Wifredo Lam (1902-1982) y Mariano Rodríguez (1912-1990) se encuentran entre los más relevantes que ha dado el país; Manuel Mendive (1944) es el pintor más destacado de la actualidad.
Después de la revolución, las artes recibieron un activo apoyo por parte del gobierno: se fundaron muchos teatros, museos y escuelas de arte, se garantizó un salario a los músicos y se estableció una industria cinematográfica nacional. El gobierno ha pretendido contrarrestar la influencia de la cultura de masas estadounidense subvencionando a grupos culturales y a compañías teatrales de tendencia afrocubana.
Históricamente, el catolicismo ha sido la religión dominante en Cuba, y sigue siéndolo, puesto que al menos el 40 por ciento de los habitantes se declara de esa religión, y cerca del 4 por ciento son protestantes. La vaguedad institucional con relación a la santería, una religión afrocubana, oculta el hecho de que una mayoría de ciudadanos está afiliada a su fusión religiosa afrocatólica en mayor o menor medida, y el número de practicantes ha aumentado desde que el gobierno puso fin a su ateísmo oficial en 1992. Fieles a su cultura de mestizaje, los cubanos han injertado el catolicismo sobre las religiones africanas que trajeron consigo los esclavos; de ello resulta la existencia de dioses equivalentes para la mayor parte de santos católicos. Cuando el papa Juan Pablo II coronó a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, los devotos de la santería lo celebraron como un triunfo propio, pues identificaban esta virgen con Ochun, su diosa del amor y de la abundancia.

La cocina
La cocina cubana es una mezcla de técnicas españolas y africanas con los productos locales. Platos como moros y cristianos (frijoles negros y arroz) y el arroz con pollo y picadillo (carne picada con arroz) son muy comunes, así como las sopas a base de plátanos, garbanzos y frijoles. Sin embargo, existe escasez de alimentos en la isla, y comer fuera puede conllevar largas esperas en los restaurantes estatales o en los comedores de los hoteles. La cerveza cubana es excelente, y los cócteles son famosos.


Como desplazarse
Cubana de Aviación posee una extensa red aérea interior que comunica entre sí todos los centros regionales; los vuelos no son caros, pero los precios tienen tendencia a subir. Se efectúan en pequeños aviones de hélices, y son un 25 por ciento más baratos si se contratan en combinación con un billete internacional.
La compañía Astro (Asociaciones de Transportes por Omnibus) realiza el servicio de autobuses en Cuba, con enlaces hacia todas las capitales de provincia y hacia muchas poblaciones alejadas, una o dos veces al día. Los turistas extranjeros gozan en la actualidad de cierta prioridad en estos vehículos, puesto que muchos disponen de cuatro asientos que se pagan en dólares. La compañía Viazul exige que los pasajeros paguen en moneda estadounidense. Los camiones particulares acaparan gran parte del transporte de pasajeros, especialmente en el este del país.
El sistema ferroviario se ha deteriorado rápidamente en los últimos años. Aunque sigue habiendo algunas rutas baratas y confortables, particularmente entre ciudades importantes, el autobús es actualmente el mejor medio para viajar. Cuba posee el sistema viario más extenso de América Latina, y alquilar un coche es, sin duda, la manera más fácil, aunque no la más barata, de visitar el país. Muchos cubanos practican el autostop para viajar, actividad conocida en la isla como "pedir botella", en referencia al gesto de la mano. Los vehículos gubernamentales deben, por ley, recoger a los autostopistas si disponen de asientos libres. En las salidas de las ciudades y en los cruces más importantes a menudo se apostan funcionarios vestidos de amarillo provistos de pizarras con el fin de organizar las salidas de los cubanos que desean viajar.