La selva de Borneo cada día está mas castigada, y lo que antes era una selva primaría va dando pasos agigantados hacia plantaciones de palmeras para la elaboración del aceite de palma, utilizado en el primer mundo como boicombustible. Existen muchos impactos ambientales producidos por este cultivo, más allá de la evidente deforestación que ha resultado del desmonte del bosque lluvioso de tierras bajas para el establecimiento de plantíos (86% de la deforestación de Malasia entre 1995-2000 fue producida por este cultivo). Varios estudios han encontrado una reducción significativa en la diversidad biológica (del orden de 80% en las plantas y entre 80-90% en los mamíferos, aves y reptiles) después de la conversión del bosque a plantaciones de palma de aceite. Además, muchos animales no son capaces de moverse a través de los plantíos, mientras que otros, como los orangutanes, se convierten en plagas para los cultivos, lo cual los coloca en riesgo de ser cazados ilegalmente por los administradores de las plantaciones. El uso de herbicidas y plaguicidas también puede afectar la composición de especies y contaminar las corrientes de agua locales. Los sistemas de drenaje que requieren los cultivos (en Borneo las palmas de aceite se establecen con bastante frecuencia en bosques pantanosos) pueden hacer descender el nivel del agua, afectando a las áreas boscosas aledañas. Incluso, la destrucción de las ciénegas de turba aumenta el riesgo de inundaciones e incendios. Las quemas para limpiar los terrenos, ocasionadas por los grandes propietarios de plantíos de palma, fueron la principal causa de los grandes incendios que ocurrieron durante 1997-1998 en la isla. Dada la escasez de madera en algunas partes de Borneo, un gran segmento de su población tiene pocas opciones económicas actualmente. La palma de aceite parece ser la mejor alternativa para las comunidades que apenas sobreviven con las plantaciones de caucho, los cultivos de arroz de subsistencia y los huertos frutales. Cuando una gran empresa agrícola ingresa a un área, algunos miembros de la comunidad están ansiosos por formar parte de un plantío de palma de aceite. Como carecen de títulos legales sobre sus tierras, las personas de las comunidades acuerdan la compra de 2-3 hectáreas (5-8 acres) de terreno para establecer cultivos de esta palma. Generalmente le solicitan a la empresa préstamos por $3,000-6,000 dólares (con tasas de interés de 30% anual) para comprar semillas, fertilizantes y otros insumos. Como la palma de aceite tarda aproximadamente 7 años en dar frutos, estas personas trabajan durante ese tiempo en los plantíos maduros percibiendo un salario de $2.50 dólares al día. Mientras tanto, sus parcelas no generan ganancias pero requieren de los insumos que vende la compañía. Una vez que su cultivo se vuelve productivo, genera un ingreso promedio de $682-900 dólares al mes por cada 2 hectáreas. En el pasado, la madera y el caucho generaban entre $350 y 1000 dólares al mes, según Curran. El bajo margen de ganancias combinado con grandes costos iniciales y los relativamente altos pagos de intereses virtualmente aseguran que los pequeños propietarios estarán permanentemente endeudados con la empresa dueña del negocio. Los estudios de Curran sugieren que las comunidades del oeste de Kalimantan están profundamente preocupadas por las inundaciones que se puedan presentar después del establecimiento de las plantaciones de palma de aceite. También les preocupa la pérdida de recursos forestales y culturales. A los ancianos de las comunidades no siempre les gusta la idea de mujeres y niños trabajando en las plantaciones. Los cultivos de palma también provocan una mayor dependencia de las empresas agrícolas debido a que a la gente ya no puede producir su propia comida. Finalmente, algunas comunidades han expresado su descontento por trabajar para las malayos. Ellos preferirían trabajar de manera independiente, afirma Curran. Aunque tienen un sinnúmero de quejas, pocos visualizan otras alternativas.