Cerca de la cascada, hombres y mujeres venden velas, cordones azules y blancos que representan a los loas e imágenes de la Virgen de los Milagros. Los tambores tocan ritmos sincopados, y algunas personas entran en trance, hablando en voz alta y moviéndose frenéticamente. Más allá de los estereotipos, que describen al Vudú como pura magia negra, rituales con muñecas, sacrificios de animales y muertos vivientes, ésta es básicamente una religión pacífica, en la que los ritos constituyen una experiencia mística para los iniciados. Muchas personas en Haiti creen en la existencia de zombis, personas que vuelven de la tumba después de muertos para asustar a los vivos. Dicen que esto es posible gracias al bokor, hechicero, que dicen que sirve a los Iwa con las dos manos. A las victimas se les administra una especie de pócima secreta que les provoca un estado cataléptico muy parecido a la muerte y se encierra a la persona. Después, el bokor exhuma el falso cadáver y reanima de nuevo a la persona sumiéndola en un trance bajo el cual puede hacer con ella todo lo que le plazca, en general trabajos duros.