Los cuerpos, los cantos y la música "rará", común en las celebraciones vudúes, se mezclan con perfumes de hierbas y pociones preparadas para pedir favores a los espíritus. Los creyentes pasan horas bajo en el agua, rezan, extienden los brazos al cielo, se abrazan. Muchos lanzan al cielo su ropa vieja, símbolo de un pasado que quieren dejar atrás, y traen consigo hierbas medicinales. Algunos consultan a los "hougan" (sacerdotes) o a las "mambó" (sacerdotisas) que estarían poseídos por algunos de los loas, divinidades del Vudú. De hecho, los hougan y mambó son los encargados de la dirección del culto, jefes máximos de los altares consagrados a los santos y, a la vez, "son interpretes de la voluntad de los loas".