Un hombre poseido por uno de los espiritus del vudú se baña en una de las charcas poco profundas de la cascada de Saut d'Eau. Antes de que pueda invocarse a cualquier Iwa, Legba (el espíritu de los curces de caminos) debe abrir las puertas el mundo espiritual. Después se saluda hacia los cuatro puntos cardinales, agradeciendo la salida y la puesta de sol, y el nacimiento y la muerte.  Entre los Iwas, Agwe es el señor del mar. Además de dar paso a través del agua, presta ayuda a las personas cuando nacen y salen del agua dentro de la madre, y en el momento de la muerte. Los devotos le ofrecen ron, tartas, carneros y su equivalente es San Ulrico.